Valeria, la argentina que está casada con Michael Block: “En el Mundial, mi esposo estuvo con la camiseta argentina al igual que todos en casa”

Por Lautaro López

En el PGA Championship, una de las historias que cautivó al público y atrajo la atención mediática fue la de Michael Block. El profesional de club de 46 años, completó una brillante actuación en un campo de Oak Hill que significó un duro examen para muchas de las principales figuras del circuito. Block finalizó igualado en el 15º puesto y se ganó un lugar en la próxima edición del PGA Championship.

El segundo Major de la temporada tiene la particularidad de darle lugar a los profesionales de club. De los 20 jugadores que participaron, Block fue el único que consiguió superar el corte con dos rondas de 70 golpes (el par del campo). Una vez superado ese objetivo, fue por más y completó una semana de película y hasta recibió un mensaje de Michael Jordan felicitándolo.

Una nueva jornada de 70 golpes le permitió darse el gusto de compartir la ronda final con Rory McIlroy y, si bien su rendimiento había despertado la admiración tanto del público como del resto de los golfistas, Block todavía tenía una sorpresa más: en el hoyo 15, marcó un espectacular hoyo en uno sin que la pelota toque el green.

Michael está casado hace 20 años con la argentina Valeria Garrone, quien adoptó el nombre de Val Block. En diálogo con Planeta Golf, Val contó cómo vivió la familia esa semana del torneo, las comidas argentinas preferidas de su esposo, la pasión de sus hijos por el golf, sus inicios en ese deporte y el orgullo que sintió cuando la Argentina ganó el Mundial de Qatar.

¿Hace cuánto vive en Estados Unidos?

Hace poco más de 20 años, desde enero de 2003. En aquel momento tuve una oferta de trabajo para venir acá y unos meses después lo conocí a Michael.

¿En qué parte de la Argentina creció?

Nací en un pueblo muy pequeño en Córdoba llamado Wenceslao Escalante. Mi padre tenía campos en esa zona que es muy rural. Sin embargo, me crié la mayoría de mi vida en Rosario, la ciudad de Lionel Messi.

¿Cómo se conocieron con Michael?

Nos conocimos en California, en un cumpleaños. Salimos como un mes, pero yo ya tenía planes para volverme a la Argentina. Me volví y, después de estar hablando por teléfono como 20 días seguidos con él pidiéndome que vuelva a Estados Unidos, decidí darle una oportunidad.

¿Con qué nivel de confianza llegó Michael al PGA Championship?

Esto no fue de la noche a la mañana. Fue el quinto PGA Championship que jugó mi esposo, también estuvo dos veces en el US Open y en más de veinte torneos del PGA Tour. No ha cambiado nada, pero fue la primera vez que realmente confió en quién es él y en el juego que tiene. Todas las personas que lo conocemos veíamos que cada vez que entraba en un evento del Tour, él trataba de cambiar quién era como jugador y como persona, porque no creía tener lo que se necesitaba para ser parte del Tour. Finalmente nos escuchó a todos y fue él mismo.

¿Cómo vivió todas las cosas buenas que tuvo esa semana?

Imagínate que fuimos pensando que era suficiente para nosotros saber que había entrado a otro PGA Championship. Pasar el corte fue algo impresionante y luego, que le haya tocado compartir salida con Justin Rose no lo podía creer. Por último, jugar la ronda final con Rory McIlroy para él todavía es un sueño.

¿Cuál fue su reacción en el hoyo en uno que marcó en el 15 de la ronda final?

Estaba ahí con la gente y tenía muchos amigos alrededor. Al haber tantas personas no podía mirar el tiro desde el tee, pero uno de mis amigos, que es muy alto, me lo marcó con su dedo. Entonces vi i la bola en el aire y también sí la pude ver entrar, pero me costó reaccionar. Pasaron unos segundos y fue algo como “Wow, fue un slam dunk”.

Michael dijo que usted es la persona que lo “baja a tierra”. ¿A qué se refería?

Bueno, nosotros tenemos dos hijos. Ethan, de 16 años, y Dylan, de 18. Hace muchos años, viendo el potencial y la dedicación que él tenía con este deporte, decidimos que iba a apoyarlo 100% y a respaldar su carrera siendo madre y quedándome en casa. No quería tener niñeras que criaran a mis hijos, así que me encargue de su crianza para que él pudiera desarrollar su carrera. Me alegro muchísimo de haberlo hecho, estoy súper orgullosa de Michael.

¿Le gustaba el golf antes de conocerlo?

No, yo no sabía nada de golf cuando lo conocí a Michael. El único recuerdo de golf que tengo es ver a mi papá los domingos mirando el PGA Tour por horas y dormitándose en el sillón. A mí me parecía uno de los deportes más aburridos del mundo. Cuando lo conocí a mi esposo y me dijeron que era profesional de golf, ni siquiera sabía qué significaba eso. Aprendí todo con él de a poco. Luego, cuando empecé a jugar, noté que el golf es algo que la gente prueba y hay dos posibilidades: o lo odias o te pica el bichito y no lo puedes soltar. No hay término medio.

¿Usted se enganchó enseguida?

Completamente. Por supuesto que no soy buena jugadora. O sea, puedo pegar unos buenos tiros aquí y allá, pero principalmente empecé a jugar para poder entender un poquito más a mi esposo y para ver el juego desde otro punto de vista. Soy una golfista recreativa. Nosotros pertenecemos a los clubes de golf de California y me encanta ir tanto con mis amigas como con mis hijos y jugar para disfrutar.

¿Su esposo le enseñó a jugar al golf?

En eso te equivocas. Mi marido le puede ensañar golf hasta a un extraterrestre, pero no a mí. No tiene paciencia para mí (risas). Empecé a jugar hace unos cuatro años y los que me ayudan son mis hijos.

¿Comparten alguna costumbre argentina?

Acá cerca hay un mercadito que se llama Villa Roma. Ahí voy y compro las tapas de empanadas para hacerle el relleno de carne. A mi marido le encantan las empanadas de carne que le hago yo, las quiere una vez al mes. Otra cosa que hacemos muy seguido y es de sus favoritas es la entraña con chimichurri y papas fritas.

¿A Michael le gusta el fútbol?

Sí, estoy súper orgullosa del triunfo de la Argentina en la Copa del Mundo el año pasado. Fue algo impresionante, un orgullo increíble. No solo por el triunfo sino también por la manera que lo hizo. Michael estuvo con la camiseta argentina al igual que todos en casa. Incluso tengo amigos brasileros a los que les hice poner la camiseta. Michael no conocía mucho de fútbol, pero se dedicó a entender un poquito más una vez que me conoció a mí y que se dio cuenta lo grande que es ese deporte en la Argentina.

¿Qué es lo que más extraña de la Argentina?

A la gente en general. A pesar de que me he arraigado muchísimo aquí, extraño ver a mis amigos. Hace muchos años que no voy a la Argentina, pero tengo amigos de la época del colegio y tengo a mi mamá en Rosario. Ya tendré tiempo de ir para allá. He viajado muchísimo todos estos años con mi esposo y a veces se complica irnos hasta la Argentina, pero vamos a intentar empezar a ir un poquito más a menudo. Fuimos en el 2007 y le encantó.

¿Alguno de sus hijos tiene pensado dedicarse al golf?

Mi hijo Dylan, el que tiene 18 años está próximo a graduarse en su secundaria, le quedan nada más que unas semanas y no quiere saber nada con ir a la universidad. Se va a dedicar a ir al Q-School y quiere ser profesional del PGA Tour. Es muy bueno. O sea, Off the tee mi esposo no lo alcanza. El promedio de Dylan con el driver es entre 360 y 380 yardas. De hecho, el US Open es uno de los torneos más difíciles para entrar y hay dos calificaciones para hacerlo. Una es la local, que son 18 hoyos que hay que ganar, y él la ganó. La segunda que le queda son 36 hoyos en un día y será el 5 de junio. Allí va a competir contra mi esposo para poder clasificar al US Open.