
El martes 8 de noviembre, un informe de Doug Ferguson de Associated Press nombró a Tiger ganador del Program Impact Player del PGA Tour por segundo año consecutivo, superando a Rory McIlroy (también por segundo año consecutivo) para ganar el controvertido bono del PGA Tour. Como ganador, Woods se llevará a casa una parte jugosa del fondo de $100 millones del PIP, que según se informa se dividirá entre unos 23 jugadores.
El reconocimiento a Tiger le dará dos títulos PIP, de los premios instaurados por el PGA Tour desde principios de 2021. Este “estimulo” fue concebido principalmente como un concurso de popularidad y nació de la creciente amenaza de LIV Golf. Según los informes, McIlroy terminó segundo en la lista, recaudando U$S 12 millones en medio de una temporada que lo ha visto ascender al No. 1 del Ranking Mundial y convertirse en una de las figuras más importantes de este deporte.

Tiger Woods ganó el premio por segunda temporada consecutiva, a pesar de las lesiones derivadas de su accidente automovilístico en febrero de 2020, el ganador de 15 Majors volvió a demostrar que es la figura más popular del golf. Aunque haya jugado muy poco en el año este importante premio económico no solo está bien ganado, sino que es menos que el valor que aportó al PGA Tour. Si se analizan los puntos de audiencia y el atractivo que aporto en Augusta o en el Abierto Británico, por ejemplo, no es loco decir que Tiger está mal pagado.
En el Masters y el PGA Championship, algunas cosas fueron como una constante en la vida de Tiger. La importancia de estos eventos fue a la vez eclipsada y potenciada por intrigas respecto al estado de su juego. Todo esto derivo en enormes índices de audiencia durante el juego. En el Open Championship, Woods dominó la semana del torneo de manera típica sin siquiera pasar el corte. Después de llegar a St. Andrews con mucha fanfarria, su emotivo paseo por el puente Swilcan resultó ser el momento fundamental del 2022, cautivando al mundo del deporte incluso luego de un corte fallido del viernes.

Algunas cosas habían cambiado. Tiger ya no es el jugador dominante que había sido durante el último cuarto de siglo. Su cuerpo se veía inusualmente limitado. Su modo de caminar se redujo a una cojera. Pero si se miraba de cerca, se podía ver algo que se parecía al viejo Tigre, y eso era lo suficientemente extraordinario.
Tiger se reinventa y eso, al fin y al cabo, es lo que hace mejor que nadie. Y por primera vez en 2022, su última reinvención no se sintió entre las cuerdas. Sus comentarios en el Genesis Invitational y Masters dieron un golpe temprano a la posición pública de LIV Golf y obtuvieron un apoyo crucial para el Tour. Su crítica contundente en el Open Championship demostró ser una de las estrellas del norte solitarias del PGA Tour en tres meses de caos. La reunión de emergencia sin precedentes que convocó con los mejores profesionales en agosto, la que resultó en cambios completos en la estructura del PGA Tour, tuvo el claro propósito de morigerar el sangrado lento pero persistente del Tour.

Sus palabras pesaron mucho en el mundo del golf durante este tiempo, pero pesaron de manera desproporcionada en el PIP, que considera un puñado de métricas de los medios para evaluar la popularidad de un jugador. Con su rostro lleno de dolor en todas las redes del mundo, era casi imposible que Woods no ganara el premio de este año. Eso fue por diseño, incluso si Tiger nunca se dio cuenta.
Esta, de una manera extraña, es la razón por la cual su victoria en el PIP es tan importante. Es el único recordatorio que el resto de nosotros recibiremos sobre cuánto ha cambiado su legado en los últimos 11 meses. El dinero es irrelevante, y también lo es el título, pero la implicación no lo es: el cambio es la constante más confiable, incluso para Tiger Woods.

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