
Durante buena parte de su carrera, Tiger dominó la escena del golf. Su aparición en el circuito significó un momento bisagra. Con sus asombrosas actuaciones y un juego cercano a la perfección, conquistó el corazón de los fanáticos en todo el mundo y construyó un legado que lo ubica como una de las dos máximas leyendas de este deporte junto a Jack Nicklaus. Su pasión por el golf lo llevó a alcanzar la cima y es lo que, a sus 47 años, a pesar de las adversidades físicas, lo impulsa a continuar en búsqueda de más gloria.

Sin lugar a dudas, Tiger revolucionó al deporte tanto desde lo deportivo como desde lo mediático y, por ende, lo económico. Desde aquel histórico saludo de “Hello world” (Hola mundo), su poder de atracción se hizo evidente y motorizó el crecimiento del PGA Tour. En marzo de este año tuvo su merecido reconocimiento con su ingreso al Salón de la Fama.
El documental Tiger producido por HBO repasa la vida del ganador de quince majors desde sus inicios, con la estricta crianza que le dio su padre Earl y refleja varios de los aspectos que marcaron su carrera. La cuestión racial, su obsesión por mejorar, el aspecto físico, el peso de la fama y la Tigermanía que se generó alrededor de su figura.
Desde pequeño, fue preparado para grandes cosas y cumplió con creces. En 1994 se convirtió en el campeón más joven de la historia del US Amateur Championsip, certamen que ganó en tres ediciones consecutivas.
A través de varios testimonios, el documental brinda una imagen de una máquina criada exclusivamente para el golf. Su padre controlaba su relación con su novia, planificaba un entrenamiento estricto y desarrollaba juegos mentales para desarrollar fortaleza. Un camino cuyo único objetivo fue convertirlo en el golfista indiscutiblemente más grande de todos los tiempos.
En su época de mayor esplendor, logró algunas de las mayores hazañas de la historia del golf. Su contundente triunfo en Augusta en 1997 con doce golpes de ventaja fue un anticipo del fantástico “Tiger Slam”, período en el cual conquistó los cuatro majors, con una actuación legendaria en el US Open 2000, donde mostró una superioridad aplastante. Posiblemente, la mejor demostración de golf jamás vista.
Con solo 24 años, Tiger resultó imbatible tanto para el resto de los jugadores como para el campo. Con doce golpes bajo el par, obtuvo la victoria con 15 impactos de ventaja sobre Ernie Els y Miguel Ángel Jiménez, la máxima diferencia en la historia del golf. A su vez, fue el único golfista que finalizó con un score bajo el par en la exigente cancha de Pebble Beach.
Otros de los aspectos en los que dejó una huella en el golf fue el entrenamiento físico, con trabajos de resistencia y pesas, que influenció a la siguiente generación liderada por Rory McIlroy. “Cuando entré al golf, hice las cosas de forma distinta porque nadie siquiera había entrenado, nadie hacía pesas, nadie salía a correr ni hacía carreras” recordó Woods en una entrevista con CNN en Español.

Un nuevo regreso en 2022
Luego del accidente automovilístico que casi le cuesta la vida en febrero de 2021, su regreso a las canchas se dio en el Masters de Augusta, donde finalizó 47º con una tarjeta de 71-74-78-78. Al mes siguiente, se retiró en la tercera ronda del PGA Championship y en julio no superó el corte en St. Andrews, con un registro de 78-75.
No obstante, entregó una de las imágenes más recordadas del 2022. En el cierre de su ronda en el Abierto Británico, saludó al público desde el famoso puente Swilcan del hoyo 18, en un gesto de posible despedida de St. Andrews, el mítico campo donde ganó el major en 2000 y 2005.
En un año donde al PGA Tour le surgió un competidor como LIV Golf y se generó una confrontación entre ambos circuitos, Tiger se pronunció en defensa del circuito estadounidense. Si bien su perfil se ajusta al de aquellos golfistas de renombre que ya vivieron sus mejores años competitivos y se sumaron a la gira respaldada por Arabia Saudita, Woods expresó un sentimiento de pertenencia con el PGA Tour, el ámbito en el cual no solo desarrolló su carrera, sino que, principalmente, construyó su legado.
Sus 82 títulos los forjó bajo la órbita del PGA Tour, para el cual aun jugando poco continúa siendo la figura más relevante. Desde la implementación del Player Impact Program, Tiger finalizó en el primer lugar en las dos temporadas.
En agosto, en la previa del BMW Championship, en medio de rumores sobre la posible salida de varios golfistas al LIV Golf al final de la Copa FedEx, Tiger viajó especialmente a Delaware para reunirse con sus colegas. Pocos días después, Jay Monahan, director ejecutivo del circuito estadounidense, anunció las novedades de la actual temporada, que incluyen un aumento significativo de premios, el compromiso de los mejores jugadores de competir juntos en más torneos, un monto de ganancias garantizadas para los novatos y la expansión del Player Impact Program.
Además, junto a Rory McIlroy, su ladero y cara visible en la defensa del PGA Tour, presentó una liga con un novedoso formato híbrido que combina un simulador virtual y el juego tradicional en estadios cerrados que se jugará en horario nocturno de Estados Unidos. Al igual que los fundadores, confirmaron su participación el español Jon Rahm y Justin Thomas.

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Charlie, el heredero
Durante el evento benéfico The Match a principios de diciembre, Tiger lanzó una confesión sobre el juego de su hijo. Contó que Charlie, de 13 años, lo había superado en distancia. Recientemente, padre e hijo conformaron dupla en el tradicional certamen PNC Championship que reúne a golfistas y sus familiares y finalizaron en el octavo puesto, a seis golpes de la cima.
La semana previa, en el marco del Hero World Challenge del cual Tiger es anfitrión, reveló un consejo que le dio a su hijo. “Le dije: ‘No copies mi swing, copia el de Rory (McIlroy). ¿Alguna vez has visto a Rory perder el equilibrio en un tiro? No, jamás. Puedes balancearte tan fuerte como quieras, pero necesitas tener equilibrio”, comentó el ganador de 82 títulos.

Tiger afrontó el torneo luego de bajarse del Hero World por una fascitis plantar. Según explicó, sus molestias físicas no le impiden hacer los tiros, pero tiene dificultades para caminar.
De cara al futuro, su intención es concentrarse en los majors con el objetivo de alcanzar los 18 títulos de Nicklaus. Pese a los inconvenientes físicos, Tiger es un deportista que sabe de hazañas. En 2008 fue campeón del US Open tras una operación por una doble fractura en una de sus piernas y mostró gestos de dolor luego de cada swing. Más recientemente, su conquista del Masters en 2019 once años después de su último triunfo en un campeonato grande significó uno de los máximos hitos del deporte mundial.

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