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Roberto Luka fundador de Bodega Sophenia. “Tenemos la cultura, el clima, y lo más importante la gente que sabe hacer vinos extraordinarios”

Por Diego Mémoli
Roberto Luka, fue formado en negocios en la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Ha pasado los últimos 35 años en el mercado del vino, constituyéndose en un distinguido representante del vino argentino en el mundo.
Actualmente es el Presidente y principal accionista de Finca SOPHENIA, Bodega productora de vinos Estate de Alta Gama con presencia en casi treinta países alrededor del mundo.
Fue uno de los pioneros en descubrir las ventajas de los vinos de altura en Gualtallary, Tupungato, Mendoza donde hace unos 25 años plantó 130 hectáreas de viñas Premium seleccionadas, y construyó una bodega en la finca, pegado a los Andes a 1200 metros de altura, con la filosofía la de elaborar vinos de la más alta calidad.
Tuvo el reconocimiento de sus pares –influyentes empresarios bodegueros- nombrándolo primero Presidente de la Asociación Vitivinícola Argentina y posteriormente, Presidente de Wines Of Argentina, cuando se inició el proceso más ambicioso del sector: que el vino argentino fuera reconocido en el mundo.
Ud. trabajo en distintas industrias, ¿su gran amor es la vitivinicultura?
Cuando yo me recibí, ya era gerente administrativo de una empresa mediana a grande. Luego pase por el Grupo Werthein en el área de agro business en una empresa estadounidense que el holding poseía. En los noventa, el grupo en que trabajaba se hizo cargo de Bodega Flichman y me ofrecieron la Gerencia General. Ahí comenzó mi tiempo 100% dedicado al vino.
Tuve un enorme maestro que fue Isaac Flichman, fundador y dueño hasta ese momento. Si bien habían vendido fue el Presidente Honorario de la bodega.
Mi foco en ese momento era crecer en los mercados externos. Yo tenía bastante experiencia internacional por mis trabajos en la empresa de alimentación en Estados Unidos y logramos en poco tiempo estar entre los cinco mayores exportadores de Argentina.
Todo era pulmón. Íbamos a las ferias, con la muestra de vinos, que la llevamos directamente nosotros. Para mí fue muy movilizador contribuir en la mejora de los vinos y poder exportar.

Flichman creció como compañía y un grupo empresario con sede en Portugal compro la bodega. Meses antes de vender, me empezó a agarrar la inquietud de tener mi propio emprendimiento para hacer vinos de altísima calidad.
Con un gran amigo, Gustavo Benvenuto, que no venía del sector sino del área financiera, me acompañó en esta aventura. Compramos 130 hectáreas en Gualtallary, Tupungato, en el año 1997. Muchos pensaban que la uva no iba a madurar por la altura que es de 1200 metros sobre el nivel del mar.
¿Por qué eligió comprar en esa localidad?
El lugar era absolutamente virgen, un desierto atravesado por ríos secos y con un desnivel hacia el oeste de 5 metros cada 100 metros. La realidad que a mi socio no le dije que venga a verlo antes de comprarlo, porque iba a decir, ¿acá qué va a crecer?

Pero sabía que ahí se podían hacer grandes vinos, el problema que había en ese momento era el riego, pero se resolvió cuando el riego por goteo empezó a ser relativamente accesible. El trabajo que se iba a hacer era enorme.
¿Cuál fue su visión de Sophenia?
Mi propósito era elaborar vinos que fueran exponentes en el mundo de la alta calidad de la vitivinicultura argentina. Para lograr esto era necesario que se dieran cuatro factores básicos.
Uno es el terroir, entendiendo esto al blend que surge entre lugar, cultura, clima y filosofía que hace que esa localidad sea singular y única. No es solo una denominación geográfica.

La segunda es tener viñedos propios. En Argentina la mayoría de las bodegas, sobre todo las marcas más arraigadas, tienen muy poca viña y compran uva a productores. Yo no digo que eso esté mal, pero en el caso nuestro lo que privilegiamos fue producir nuestra uva y procesarla en el mismo lugar. Lo que buscamos es que la uva no se oxide antes de llegar a la bodega.
En los años 98 y 99 plantamos 130 hectáreas, que para una bodega en nuestro país es mucho, ni que hablar de viñas en el Valle de Uco.
El tercer punto que resulta clave es tener la bodega en la misma localidad. En el año 2002 construimos nuestra bodega con tecnología de punta.

El cuarto aspecto y muy relevante es la gente, que tiene que manejar los tres factores mencionados recientemente. Cuando empezamos trajimos a Matías Michellini como enólogo y a Michel Roland como consultor. Hoy tenemos un enólogo joven que es un lujo, Joaquín Martín, viene de trabajar en Cobos primero y después en Sophenia como segundo enólogo. Desde hace dos años, es el primer enólogo gerente de producción.
“Mi hija, Eugenia Luka, que ya lleva 11 años en Finca Sophenia, siendo Lic. En Psicología, eligió capacitarse en vinos, especialmente en el área de Marketing y la Comunicación. Ella se formó en los cursos de The Wine & Spirit Education Trust y es la que define los productos y la estrategia comercial. Es la garantía del desarrollo de Sophenia en los años por venir”
¿Cómo surge el nombre Sophenia?
Bueno, es la síntesis de los nombres “Sofía”, la hija de mi socio Gustavo Benvenuto y de mi hija, “Eugenia”.
¿Que hace que Gualtallary sea un terroir tan singular?
Gualtallary es reconocido por la prensa internacional como uno de los mejores, si no el mejor, terroir argentino para hacer vinos de calidad.
Se dan una suerte de circunstancias. El primero es el declive que tenemos. Si viene mucha agua, corre al valle y no perjudica a las viñas. Si hay una helada, también se va al valle.
La tierra surge de la destrucción de la roca de los Andes, que, a través de los millones de años, han ido constituyendo en este suelo que es ideal para producir uva de calidad.

Por otro lado, es muy relevante la altura en que están ubicadas estas tierras. Que compensa la cercanía al trópico. A modo de ejemplo, la latitud de Mendoza es la treinta y tres. Y eso significa que está más cerca del Ecuador que las zonas mejores del mundo para hacer vino. Napa está más lejana y ni que hablar de Borgoña, Champagne o la Toscana. En esas regiones el clima es más templado, mucho menos cálido, que el de Mendoza. Esta situación de latitud es compensada por la altitud. Los argentinos aprendimos a cultivar en la altura y Mendoza tiene las demás cosas que son espectaculares: sol, clima seco y excelente sanidad
Usted tuvo una activa participación en cámaras empresarias
El mismo año que construimos la bodega, me nombraron Presidente de Wines Of Argentina, era el momento en que toda la industria estaba preparada para dar un salto de comunicación y promoción en el mundo, llevando la marca argentina. Nuestra bandera fue el Malbec y nuestra misión promover el vino argentino en el mundo.
Fue una tarea muy gratificante y a la vez difícil. Argentina, en ese momento, era el quinto productor mundial de vinos y casi no exportaba. Fue un trabajo intenso, pero logramos que Argentina estuviera en el mapa vitivinícola internacional.
En esa época llegaron las mayores inversiones en la industria. Vinieron casi todos los grandes del mundo. Las grandes bodegas tienen su red de distribución armada y si Argentina era una buena palabra en el mundo del vino, ¿por qué no invertir en el país y llevar los vinos a través de sus mismas redes de distribución globales?
Si tuvieras que elegir solo tres etiquetas de tu bodega, ¿cuáles serían?
Elegiría Alto Sur, Malbec, es un vino que a mí me gusta mucho. Resulta ideal para comidas livianas, informales, pero también para un buen asado. Vino muy premiado internacionalmente, el último fue elegido como el mejor vino en su categoría, obtuvo 97 puntos y se llevó la medalla de Platinum y el preciado “Best in Show” en Decanter World Wine Awards 2022.

El otro que me gusta mucho es SOPHENIA Estate Reserva Cabernet Franc. Me gusta mucho el Cabernet Franc. Para mí fue una sorpresa cuando injertamos una viña de Chardonnay con Cabernet Franc. Nos trajo una excelente uva con la cual logramos un muy buen vino.
El tercero es SOPHENIA Roberto Luka, un Blend que tiene para mí una connotación muy especial. Lo creé para el casamiento de mi hija mayor, Vicky, hace 11 años, y después lo recreé para el casamiento de mi hija menor, Eugenia. En primer momento no pensaba comercializarlo, pero la presión del “entorno” me llevo a producirlo. Es un vino que refleja mi propio egoísmo, porque es el vino que a mí me gusta. Muchas veces los enólogos me proponen alternativas, pero no, es un vino que se hace a mi manera.
¿Si tuvieras que elegir tres varietales, de que región del mundo serian?
El merlot de Pomerol, también el merlot de Saint Emilion. También me gusta muchísimo el Riesling seco de Alsacia, un vino realmente extraordinario, totalmente único y por supuesto, el Malbec de Argentina, y más que de Argentina, del Valle de Uco.

¿A cuántos países del mundo Uds. exportan?
Exportamos a 27 países de los cuales los más importantes son Estados Unidos, Brasil, Reino Unido, México y China, que se bien toman muy poco, son muchos y se logra volumen.
Más allá de eso la situación para exportar es muy mala para las bodegas. Trabajamos duro, pero es luchar con un huracán de frente. Nuestros insumos están dolarizados al ritmo del billete, pero cuando exportamos el Banco Central se queda con el 50% de lo producido. Nos pagan 200 pesos por dólar y la realidad es que su precio es muy superior a los $400.

Esta situación hace que se nos caigan las exportaciones, mercados que costaron sudor y lágrimas abrirlos. Lo peor que mucho de esos dólares baratos van los importadores de Duty Free de los aeropuertos.
Ud. dijo en una entrevista que los gobiernos pasan, pero los viñedos siguen ahí. ¿A qué se refería precisamente?
El sector vitivinícola argentino está realmente preparado para exportar de modo exponencial. Solo hace falta que dejen de atarlo de pies y manos. El sector está realmente ávido de mostrar toda su potencia.

Tenemos la cultura, el clima, y lo más importante que tenemos es la gente que sabe hacer vinos extraordinarios. Nuestros enólogos se han formado de una manera superlativa. Solo a modo de ejmplo, el nuestro todos los años se va a la contra estación a hacer la vendimia en Europa, Estados Unidos o donde sea. Y estamos preparados. El punto es que se libere esta situación, nuestros vinos tienen mucho para dar y demostrar.
El consumo per cápita en la argentina es de 21 litros. ¿Se podrá recuperar los 90 litros de los años 70?
Lo que paso en todo el mundo, es que cambiaron los hábitos de vida. En una época cualquier persona iba a trabajar, volvía a su casa a almorzar, tomaba vino con la comida, dormía una siesta y después iba a trabajar.

Hoy no se puede, todo es rápido. La gente ha decidido tomar menos vino, pero gratificarse con un escalón más arriba en términos de calidad. No vamos a volver a los valores históricos, pero si se puede aspirar a no bajar más.
La salida del sector no es el mercado interno, son las exportaciones.
Un tiempo atrás hubo una polémica respecto que las bodegas habían transformado al vino en una bebida de elite, ¿cuál es su postura?
Creo que es cierto. Algunos bodegueros con el afán de posicionar el vino argentino como un producto de alta calidad, se le fue la mano y se lo transformo en cierto punto, como un producto fuera del alcance. De todos modos, eso se fue revirtiendo y así como aparecieron vinos en lata o vinos mas amables para quiene recién empiezan a consumirlos.

En lo personal, el vino tiene que tomarse como a cada uno le venga bien.
Una respuesta a “Roberto Luka fundador de Bodega Sophenia. “Tenemos la cultura, el clima, y lo más importante la gente que sabe hacer vinos extraordinarios””
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Es un gusto haber sido testigo de parte de esta fantástica evolución.
Un fuerte y sincero abrazo por vuestro mérito. GSRM

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Es un gusto haber sido testigo de parte de esta fantástica evolución.
Un fuerte y sincero abrazo por vuestro mérito. GSRM
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