

Por Lautaro López
El martes 6 de junio, se conoció para sorpresa de todas las audiencias la noticia de que el PGA Tour y el Fondo de Inversión Pública de Arabia saudita habían anunciado intenciones de crear una nueva organización que unificaba al PGA Tour, el DP World y LIV Golf.
A su vez, el acuerdo implica una declaración de paz al ponerle fin de forma automática a las demandas vigentes entre ambos circuitos. Además, da pie para fijar los criterios y términos de readmisión para aquellos jugadores que soliciten las membresías de los circuitos al finalizar la actual temporada.

Hasta el momento, no se conocen los alcances de como será esta fusión, de hecho, este fin de semana Phil Mickelson llamo al PGA Tour a pedir disculpas por la fusión de LIV Golf. Según varios jugadores que participan en LIV Golf, entre ellos Ortiz, Mickelson, Niemann denunciaron públicamente al PGA Tour por promover información desfavorable sobre los que participaban en esta liga.
Además de apreciar y admirar el juego de los profesionales de los distintos circuitos, las definiciones se vuelven inevitablemente más atractivas si existe alguna historia detrás. Por lo tanto, las enemistades de mayor o menor grado que hubo entre golfistas a lo largo de la historia, aumentaron el interés de los fanáticos cuando ocurrían duelos entre los protagonistas de cada una de esas disputas.
La base de la Copa Ryder radica en ese duelo entre Estados Unidos y Europa. La mística de la competencia se alimenta de la disputa entre los inventores del golf y el país que mayor desarrollo tuvo de este deporte. En mucha menor medida, durante la Copa Presidentes, los estadounidenses se ponen a prueba ante un combinado internacional que reúne a los mejores sin contar a los europeos.

Los integrantes de cada equipo representan a los fanáticos a lo largo de tres jornadas en las que se dirime quién reinará en el mundo del golf durante dos años. En un contexto en el cual el deporte en general y el golf en particular compiten por la atención de la gente con variados tipos de entretenimientos como las plataformas de streaming, surge el debate sobre las decisiones a tomar para conservar al público actual y sumar nuevos espectadores.
Por un lado, el LIV Golf buscó dar respuesta a dicha situación mediante un nuevo formato que se caracteriza por tener a todos los jugadores en el campo al mismo tiempo, eventos a 54 hoyos sin corte clasificatorio y una competencia simultanea por equipos. En cuanto al PGA Tour, su apuesta para atraer al público y, a la vez, defenderse de la amenaza de la liga respaldada por Arabia Saudita, fue primero, suspender a los denominados “desertores” y, luego, de cara a esta nueva temporada, concentrar la presencia de los mejores jugadores en determinados torneos.

A partir de una sugerencia de la cuenta de Twitter Flushing It, Mickelson, una de las personalidades que siempre manifestó ideas para aportar al mundo del golf, se sumó a un debate sobre la posibilidad de una competencia que enfrente a los miembros del LIV Golf con los del PGA Tour en modalidad Match Play, con Mickelson y Tiger Woods como capitanes. Es decir, organizar el enfoque que se le ha dado a cada ocasión donde los jugadores de la liga conducida por Greg Norman son habilitados a participar.
Tanto en el Abierto Británico, en los torneos co-organizados por el circuito estadounidense y el DP World Tour y los correspondientes al DP World Tour, la presencia de los integrantes del LIV Golf fue un foco de polémica y mediáticamente fue abordado como dos bandos opuestos coexistiendo en un mismo certamen. Incluso, los grupos de salida fueron diagramados de forma tal que los jugadores de cada uno no compartieran la línea.

Si bien se trata de espacios diferentes que brindan posibilidades de desarrollo para los golfistas, las rispideces entre los directivos de los circuitos generaron una división entre los fanáticos. Hay quienes desprecian a LIV Golf en nombre de la meritocracia y otros que ven con buenos ojos una propuesta con características novedosas y, principalmente, el incipiente espíritu de equipos que se intenta forjar.
Dos equipos con muchas figuras
Aunque en lo inmediato no parezca viable debido a las demandas cruzadas que llevan adelante ambos circuitos, la propuesta merece una consideración a futuro ya que sería un torneo de gran impacto. Más allá de la valoración que cada uno tenga sobre LIV Golf, es incuestionable que cuenta con grandes jugadores que están en condiciones de mediarse frente a un seleccionado del circuito estadounidense.
A través de su cuenta de Instagram, Greg Norman compartió dos probables formaciones elaboradas por el medio Golf Digest. Por el PGA Tour, el sitio mencionó a Tiger Woods, Justin Thomas, Jordan Spieth, Rory McIlroy, Xander Schauffele, Tony Finau, Matt Fitzpatrick, Tom Kim, Jon Rahm, Max Homa, Patrick Cantlay, Collin Morikawa y Scottie Scheffler. En tanto, como representantes de LIV Golf, incluyó a Phil Mickelson, Dustin Johnson, Patrick Reed, Cameron Smith, Abraham Ancer, Paul Casey, Bryson DeChambeau, Ian Poulter, Brooks Koepka, Sergio García, Joaquín Niemann, Matthew Wolff y Marc Leishman.
Del posible plantel, Cameron Smith y Joaquín Niemann sumaron los puntos suficientes como para clasificar de forma automática al conjunto internacional de la última Copa Presidentes. Dicho equipo, finalmente lo conformaron Mito Pereira y Sebastián Muñoz, dos nombres vinculados a la liga promovida por Arabia Saudita para este año, según los informes de Telegraph Sport.

El hipotético listado de LIV Golf presenta a golfistas de variadas nacionalidades e incluye a siete ganadores de majors y ocho que acumulan más de diez títulos en su carrera. También se destaca el historial exitoso de Ian Poulter y Sergio García en una competición por equipos. El inglés suma 14 victorias en siete participaciones en la Copa Ryder y está invicto en duelos individuales mientras que el español se convirtió en el máximo anotador de puntos del conjunto europeo. Otra carta importante es Dustin Johnson, quien en la edición 2021 logró los cinco puntos que disputó.
En la conversación vía Twitter, fiel a su estilo provocador, Mickelson no dejó pasar la oportunidad de causar controversia y expresó: “Suena genial, pero los dominaríamos tan profundamente y terminaría tan rápido que la televisión tendría que llenar una hora de tiempo muerto. Es por eso que no está sucediendo en este momento”.
Junto a Niemann y Ancer, la formación representante de LIV Golf podría tener una fuerte impronta latinoamericana con el chileno Pereira, el colombiano Muñoz y el mexicano Carlos Ortiz con el campo de Mayakoba como una posible sede. Otra opción de localía muy interesante sería Valderrama, una plaza fuerte de Europa que además tendría un enorme atractivo para los locales con las presencias de los españoles Sergio García (podría sumarse Eugenio Chacarra) por un lado y de Jon Rahm por el otro. Un tercer escenario potente podría ser Australia, con Smith y Leishman como cartas oceánicas, con el agregado de ser la tierra donde los estadounidenses cayeron en 1998, en su única derrota en la Copa Presidentes.

Aquellas críticas que menosprecian la idea aduciendo una marcada disparidad de niveles en los probables equipos pierden peso dado que varias de las figuras de LIV Golf eran elegibles recientemente como representante tanto europeos como del mencionado conjunto internacional. En cuanto a un posible resultado abultado, los antecedentes que tuvieron lugar en ambas competiciones nunca fueron motivo para desmerecer ni mucho menos cancelar la competición.
Otro de los argumentos contrarios al torneo se basan en marcar la inexistencia de una real enemistad entre jugadores del circuito estadounidense y del LIV, un aspecto obvio dado que solamente se trata de una disputa deportiva. Con un razonamiento de esa clase, tanto la Copa Ryder como la Copa Presidentes tendrían como condición para su realización la necesidad de una antipatía entre los representantes de cada combinado.

Lo principal de un evento entre equipos del PGA Tour y LIV Golf es el atractivo que generaría una serie de encuentros donde se midan jugadores de elite que forman parte de dos ligas que cuentan con los mejores golfistas del mundo. En las competiciones existente actualmente, cada uno de ellos no juega solo por sí mismo, sino que también lo hace en nombre del país o continente que representa.
Al pertenecer a un conjunto, los integrantes de cada plantel salen a la cancha para defender la historia de sus respectivos equipos, lo cual genera un legado y le aporta mística a cada serie. En un deporte individual como el golf, el rendimiento a la hora de jugar en equipo se ve influenciado y da lugar a historias de jugadores que elevan su rendimiento muy por encima de lo habitual al momento de representar a un seleccionado y también existen casos contrarios donde un profesional que acumula buenos resultados se ve afectado por la presión y no rinde como se esperaba.

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Es innegable que las competiciones por equipos generan mucho interés en los fanáticos. El ambiente de una Copa Ryder es imposible de igualar en cualquier torneo donde los golfistas se presenten de manera individual. Además, los enfrentamientos por equipos aportan frescura en un deporte que afronta un estancamiento en su conquista de nuevos públicos.

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