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¡¡No mires hacia abajo…!!

Hace tiempo miraba la tele. Y mientras hacía ‘zapping’ para encontrar algo de Golf, me puse a observar con detenimiento a un equilibrista en su riesgosa caminata. Un personaje súper concentrado caminando sobre un cable a más de 15 metros de altura (o más, creo…).

Este acróbata hacía algo especial para no caerse, no observaba nada que no fuese el punto de llegada. Nunca miró hacia atrás ni para abajo. Quizás ello lo hubiera sacado del ‘trance’ en el que estaba, con el consecuente peligro para su equilibrio y su vida.

Por Marcelo Barba

El golfista venía jugando muy bien, como en estado de trance. Seguramente no era consiente de estar realizando una buena performance, tan concentrado, que ni siquiera anotaba en su tarjeta los golpes de su compañero -ni los suyos- hasta que un amigo se acercó y le dijo algo al oído:

«_ Carlitos: Seguí así, que ya lo tienes ganado».

A partir de ese momento, comenzó el final. Comenzó a desmoronase y a realizar errores y golpes malos, que inexplicablemente le hicieron perder un partido que ‘a priori’ parecía ganado. La mente (otra vez más) y sus raros mecanismos, que nunca dejarán de sorprendernos.

Lo sugestivo, fue que ‘Carlitos’ ni siquiera había pensado -hasta ese instante- que tenía altas probabilidades de ganar. Venía en automático, como el equilibrista, sin mirar hacia otro lado, y sin ser consciente de la altura.

Nuestro amigo justo ese día, estaba tan concentrado en sus ejecuciones (por esas cosas que no sabremos entender jamás…) que ese estado casi hipnótico, precisamente, lo estaba ayudando a ser prolijo y a ejecutar con una perfección que ni él imaginaba poder lograr. El problema entonces, fue que alguien del grupo lo despertó de golpe.

Sin querer, volvió en sí y fue consciente de su desempeño, cayó repentinamente en lo sorprendente de sus cifras, comenzó a desconcentrarse y progresivamente perdió la naturalidad y espontaneidad en sus ejecuciones. Ahí se inició el derrotero de errores que lo llevó al desastre.

El ‘amigo’ que le había augurado el triunfo (una “lechuza” de esas que se cruzan), lo miró sorprendido y le preguntó qué le pasaba. El golfista contestó sin perder la calma, que no sabía; que imaginaba que podría tratarse de una repentina desconcentración, producida por su reciente comentario, desafortunado, por cierto.

Los otros integrantes de la línea intervenimos en la charla, con mucho tacto, llegando a una categórica conclusión: Nunca es bueno ni aconsejable decir algo que pueda desconcentrar al jugador. Sobre todo, si se trata de su desempeño, por más que seamos amigos y exista mucha confianza en el equipo.

¿El motivo? Simple: Este ‘derrumbe’ sobreviene porque nuestra mente reacciona a la defensiva, de una forma que aún no entendemos ni dominamos. Aumenta la adrenalina e intuitivamente no deseamos perder nada de lo que ganamos hasta ahí. ¿Eh…? ¿Cómo es eso? Tranquilos…

Uno no se sorprende por lo que hizo. La “conmoción” viene por la emoción que nos produjo el hecho de haberlo realizado tan bien. Sucede así, porque lamentablemente no estamos acostumbrados a vivir estas emociones exitosas ‘tan seguidas’. Convengamos que en el Golf no son cosas habituales.

Entonces, se pone en marcha un proceso de autoprotección (mental, profundo, inmediato) que intenta resguardar nuestros pequeños logros, que además de sentirlos genuinamente nuestros, suponemos que vienen para quedarse, que el esfuerzo dedicado al Golf, al final dio sus frutos.

Pero lo que no vemos, por lo menos tan claramente, es que no estamos ‘emocionalmente’ habituados a sentir sensaciones de éxito.

Y nos desconcentramos, porque:

  1. pensamos conscientemente en lo que hicimos (salimos del ‘trance’);
  2. intentamos descubrir y entender cómo lo hicimos;
  3. tratamos de guardar esas imágenes mentales 
  4. dejamos de pensar en todo lo que viene, en lo que resta para finalizar. Nos congelamos en una foto, pero la cosa sigue.

Todo esto suena extraño, ¿no? Vamos a ejemplos más gráficos. Me pregunto si no fue precisamente esto mismo, lo que le sucedió a Rory Mc’Ilroy, allá por el 2011, cuando estaba ganando Augusta e –inexplicablemente- se desmoronó en los hoyos finales; todos vimos y vivimos como atónitos un derrumbe sin ‘par’. El irlandés terminaría con 8 golpes de más y en el 15° lugar.

Pareciera no tener lógica, porque se trata de un profesional y presuponemos que, a ese nivel, las emociones deberían estar mejor administradas que las nuestras. Sin embargo, el pobre Rory debió haber pensado: «Estoy ganando un Augusta»; «Un Augusta… que alguien me pellizque !!!».

Un discípulo de Platón, filósofo, científico y fundador de la lógica una vez dijo: «La excelencia es un hábito, no un acto» (fue Aristóteles). Nosotros popularmente decimos, que una golondrina no hace verano.

El equilibrista, mientras avanza por la cuerda no piensa en los aplausos que vendrán, se concentra en su trabajo. Y la rutina es ganarle a la caída en cada pequeño paso que dé, olvidándose del que dio, sólo pensando donde coloca sus pies ahora. No deja que sus emociones afecten su próximo paso ni se felicita a sí mismo por los pasos dados, eso es, en definitiva, lo grandioso de estos profesionales tan experimentados.

La esencia para acercarse el máximo poder mental, es el control de nuestras emociones, dejarlas como suspendidas en un estado neutro -frizadas- durante el juego. Por favor, observen los gestos de uno de los más grandes tenistas de la historia (cuando jugaba): Roger Federer, su cara era la misma cuando perdía que cuando ganaba, parecía que lograba un control absoluto de sus emociones.

Del mismo modo que escuchamos -tantas veces- que debemos olvidar un golpe o un hoyo malo (hoyo pasado, hoyo olvidado); también deberíamos aplicar esta protección mental para las emociones que nos producen las acciones excelentes, a las que -por ahora- no estamos tan acostumbrados a vivir con nuestro Golf. Suena terrible esto último, ¿no?

No tengo dudas que Rory quedó afectado luego de aquel Master. Algunos periodistas hasta llegaron a decir que no se repondría. También le pasó algo similar al representante francés, Van de Velde (pero en 1999), cuando liderando el British Open con una ventaja de tres golpes lo perdió en el 18. Desde aquella época, por lo menos yo, no escuché hablar más de él en los torneos importantes, aunque será inolvidable para todos la imagen donde lo vimos chapotear intentando un imposible.

Sea cual fuere el camino que tomemos (como golfistas o equilibristas), lo rescatable es que, ante un flash de emoción, que nos hace salir abruptamente del encuadre, hagamos lo imposible para no perder la concentración de lo que veníamos haciendo hasta ese punto.

Lo que salió, salió bien y punto. No intentemos recrear ni disecar pieza por pieza las cosas que hicimos para analizar cómo lo hicimos, no es el momento ni el lugar. Sigamos como antes, naturalmente, y seguirán fluyendo las cosas buenas; aprovechemos ese día donde se alinearon todos los planetas a nuestro favor.

En términos de acrobacia, pensemos como el equilibrista, que no mira hacia atrás para analizar el trecho que caminó; ni se sorprende por haber llegado hasta donde llegó, es consciente de cada segundo del presente, siente bajo sus pies el temblor de la cuerda que pisa y sólo mira hacia el frente, hacia el punto de llegada.

Hasta la próxima.

2 respuestas a “¡¡No mires hacia abajo…!!

  1. Horacio Di Giorno Avatar
    Horacio Di Giorno

    Me parece excelente el artículo y más porque viví una experiencia similar, venía ganando 5 arriba, acababa de hacer un birdie en un par cuatro muy difícil, estaban filmando para le noticiero deportivo del pueblo, yo creí que habían filmado ese birdie y pensaba pedir copia, el siguiente era un par cinco, con una salida complicada por los árboles había que salir derecho o podía ser un desastre. Venía con confianza, cuando alguien me dijo dale que es tu día. pegué tan mal la pelota rebotaba contra los árboles todo el mundo cuerpo a tierra, perdí por 4 golpes faltando tres hoyos y llevando cinco arriba. Se filmó ese tiro y fue la puesta de varios fines de semana. La mente nos puede traicionar sin duda alguna. Gracias

    1. Marcelo Barba Avatar
      Marcelo Barba

      Gracias Horacio x tu comentario y por confiarnos tu propia experiencia. Este tema en particular es difícil hasta para los “Pro”, que también aprenden a blindar su mente de cualquier comentario o ruido que los pueda desestructurar…
      No dejes de leer las próximas notas que también estarán relacionadas a estos temas.
      Cordial saludo y felicidades para las fiestas que se vienen..!!!

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2 Comments

  1. Horacio Di Giorno

    diciembre 21, 2022 at 2:08 am

    Me parece excelente el artículo y más porque viví una experiencia similar, venía ganando 5 arriba, acababa de hacer un birdie en un par cuatro muy difícil, estaban filmando para le noticiero deportivo del pueblo, yo creí que habían filmado ese birdie y pensaba pedir copia, el siguiente era un par cinco, con una salida complicada por los árboles había que salir derecho o podía ser un desastre. Venía con confianza, cuando alguien me dijo dale que es tu día. pegué tan mal la pelota rebotaba contra los árboles todo el mundo cuerpo a tierra, perdí por 4 golpes faltando tres hoyos y llevando cinco arriba. Se filmó ese tiro y fue la puesta de varios fines de semana. La mente nos puede traicionar sin duda alguna. Gracias

    • Marcelo Barba

      diciembre 21, 2022 at 2:22 pm

      Gracias Horacio x tu comentario y por confiarnos tu propia experiencia. Este tema en particular es difícil hasta para los “Pro”, que también aprenden a blindar su mente de cualquier comentario o ruido que los pueda desestructurar…
      No dejes de leer las próximas notas que también estarán relacionadas a estos temas.
      Cordial saludo y felicidades para las fiestas que se vienen..!!!

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