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Las definiciones más emocionantes y ediciones históricas del Abierto Británico

Por Lautaro López

El Abierto Británico es el torneo más antiguo del mundo. A lo largo de la historia, sus campos de estilo links con un diseño natural fueron escenario de destacados campeonatos con definiciones ajustadas que brindaron cierres emocionantes, duelos de figuras estelares y también de algunos episodios desafortunados donde a los líderes se les escapó el título sobre el final.

Cada año, los golfistas que compiten en el Abierto Británico enfrentan un exigente desafío en la crudeza de los campos links y el clima de la región. Los duros campos le otorgan un plus al valor de cada una de las victorias obtenidas en las diferentes sedes del certamen donde los jugadores se miden ante la naturaleza.

La increíble debacle en Carnoustie

Los campeonatos grandes son eventos de tal prestigio que el campeón de un Major inscribe su nombre en la historia del golf. No obstante, el torneo de 1999 que se llevó a cabo en Carnoustie puede considerarse una excepción a esa regla dado que el jugador que quedó grabado en la memoria de todos no fue el ganador sino quien desaprovechó una clara oportunidad de quedarse con el título.

Si bien el trofeo quedó en manos de Paul Lawrie, el protagonista de esa edición fue Jean Van de Velde. El francés llegó como líder con tres golpes de ventaja al hoyo 72, pero tuvo un segundo tiro fatídico que desencadenó una debacle.

En su tercer golpe desde el rough, cayó en el arroyo Barry Burn. Van de Velde, en un intento por salvar la situación, se quitó los zapatos, las medias, se arremango los pantalones y se metió al agua para buscar alguna posibilidad de tiro. Al no encontrar opciones, optó por dropear y recibir un golpe de penalización.

No obstante, tampoco estuvo preciso en el quinto golpe. Cayó a un búnker y finalmente completó el hoyo con siete impactos, un triple bogey que evaporó su ventaja. La diferencia que tenía a su favor era tan significativa que la mencionada cadena de errores le permitió tener una chance más en el playoff que disputó con Lawrie y Justin Leonard. Con dos birdies en el desempate, Lawrie se consagró campeón y edificó una importante remontada dado que había comenzado la ronda final a diez golpes de la cima.

Van de Velde buscaba convertirse en el segundo golfista francés en conquistar el Abierto Británico, tras el título de Arnaud Massy en 1907. En su carrera consiguió dos victorias en el circuito europeo. La primera fue en el Masters de Roma 1993 y la segunda fue trece años después en el Madeira Island Open (2006). Además, formó parte del equipo europeo en la Copa Ryder de 1999.

El atrapante desenlace en Carnoustie 99 fue abordado por la serie de Netflix “Losers”, que analiza en sus episodios diversos sucesos deportivos que tuvieron un triste final para sus protagonistas. El capítulo cuenta con el testimonio de Van de Velde y hace hincapié en la controvertida elección del palo del jugador en el último hoyo.

Duelo entre Tom Watson y Jack Nicklaus

En 1977, el campo de Turnberry fue sede de una edición para el recuerdo por su emocionante desenlace. Luego de 54 hoyos, tanto Tom Watson como Jack Nicklaus acumulaban la misma cantidad de golpes con jornadas de 68, 70 y 65 impactos, con tres de ventaja sobre Ben Crenschaw y a seis del resto.

En consecuencia, la ronda final se convirtió en un Match Play entre Watson, campeón del Abierto Británico dos años antes, y Nicklaus, en ese momento ganador de 14 campeonatos grandes. Con una actuación a la altura del acontecimiento por parte de ambos, la definición pasó a ser recordada como “El duelo bajo el sol”.

Los dos golfistas protagonizaron una atrapante jornada final en Escocia producto de un juego cambiante en el cual cada uno tuvo su momento de superioridad y liderazgo. El primero en adelantarse fue el Oso dorado y Watson respondió con birdies en el quinto, séptimo y octavo hoyo.

Gracias a un acierto en el 12 que se sumó a un error de su rival en el 9, Nicklaus volvió a tener una ventaja de dos golpes. No obstante, la emoción creció aún más a partir de una nueva remontada de Watson, que consiguió un birdie en el 13 y el 15 para coliderar con diez golpes bajo el par con tres hoyos por jugar.

Para regocijo de los espectadores, la tensión se mantuvo hasta el último instante. Luego de correr desde atrás durante toda la jornada, Watson pasó por primera vez al frente con un birdie en el 17, donde Nicklaus falló un putt corto. Con el resultado abierto, el hoyo final prometía ser de película y efectivamente lo fue.

Presionado por la buena ubicación de la bola de Watson, el Oso dorado no tenía margen de error. Tras una errónea salida, Nicklaus consiguió una formidable recuperación con un segundo tiro desde el rough que acertó el green y a continuación embocó un largo putt para birdie desde 35 pies que traspasó la presión a su rival.

Sin embargo, no fue suficiente dado que Watson selló el triunfo con un putt de solo dos pies y conquistó el tercer Major de su carrera hasta ese momento (logró ocho en total), el segundo de los cinco que obtuvo en suelo británico. En los nueve años transcurridos entre 1975 y 1983, Watson conquistó en cinco oportunidades el Abierto Británico y terminó segundo en el 84.

El inicio del “Tiger Slam” y una victoria emotiva

El Abierto Británico del año 2000 fue la segunda gesta del “Tiger Slam” como se denominó a la hazaña alcanzada por la máxima leyenda del golf junto a Jack Nicklaus. Entre junio del 2000 y abril de 2001, Tiger concretó su propio Grand Slam con la conquista del US Open en Pebble Beach con una victoria con 15 golpes de ventaja que significó una de las mayores demostraciones de golf de la historia.

Luego, continuó con un triunfo en St. Andrews por ocho golpes, se impuso en el PGA Championship en Valhalla y cerró con su segunda chaqueta verde al año siguiente. Tiger dominó de forma absoluta el Old Course, uno de sus campos preferidos, con un score de -19, sin caer en ningún búnker y una tarjeta en la que registró solo tres bogeys y cuatro rondas por debajo de los 70 golpes (67-66-67-69).

En 2005 completó su segundo Slam con un nuevo triunfo en St. Andrews y al año siguiente ganó en Royal Liverpool, en una victoria especial dado que fue dos meses después de la muerte de su padre. “Ojalá hubiera visto esto por última vez”, expresó Tiger.

En el regreso del Abierto Británico a la sede ubicada en la ciudad de Hoylake 39 años después del título del argentino Roberto De Vicenzo, Tiger consiguió defender su corona, algo que no se lograba desde que Tom Watson lo hizo en 1983.

El triunfo tuvo una particularidad por la estrategia de juego de Tiger, quien utilizó el driver en una sola ocasión. La táctica conservadora dio sus frutos y terminó con 18 golpes bajo el par, dos menos que Chris DiMarco. En el tramo final, no le dio ninguna oportunidad a sus perseguidores con birdies consecutivos en los hoyos 14, 15 y 16.

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Un triunfo de punta a punta para uno de los mejores golfistas del mundo

Con dos campeonatos grandes en sus vitrinas hasta ese momento, Rory McIlroy llegó al Abierto Británico de 2014 como principal candidato y no defraudó. El norirlandés edificó una victoria de punta a punta, liderando el tablero al cierre de cada jornada, misma marca que Bobby Jones (1927) y Tiger Woods (2005) y se convirtió en el tercer jugador más joven en ganar tres Majors, detrás de Jack Nicklaus y Tiger.

“Tener la Medalla de Oro, la Claret Jug, tener tu nombre en un trofeo con gente como Old Tom Morris, (Harry) Vardon, (Ben) Hogan, (Jack) Nicklaus, (Arnold) Palmer, (Gary) Player, (Tom) Watson o (Lee) Trevino, todo el camino hasta Tiger Woods, los grandes de nuestro juego han puesto sus manos en la Claret Jug. Poder poner mi nombre junto a ellos es la mejor sensación del mundo”, declaró Rory.

McIlroy comenzó con dos rondas de 66 golpes, firmó 68 en la tercera jornada con un cierra magnífico en el cual se destacaron una salvada para par en el 13 y dos águilas en los últimos tres hoyos. Así, llegó al día de la definición con una ventaja de seis golpes sobre Rickie Fowler y a siete de Sergio García y Dustin Johnson.

La ronda final la completó con 71 golpes y resistió los embates de García y Fowler. Tuvo un acierto en el primer hoyo, pero pronto sufrió bogeys consecutivos en el 5 y el 6 que redujeron la distancia con sus perseguidores a tres golpes. Se recuperó con birdie en el noveno, marcó otro error en el 13 y luego, con otro acierto en el 16, se encaminó al triunfo. Selló un score de 17 golpes bajo el par (el campo jugó como par 72) que le alcanzó para vencer por dos y quedarse con la Claret Jug.

Con aquella conquista en Hoylake, Rory se ubicó a una chaqueta verde de alcanzar su Grand Slam. Su primer Major fue el US Open 2011 y al año siguiente se impuso en el PGA Championship, en el cual repitió en 2014. Desde entonces, transcurrieron nueve años sin conocer la victoria en un campeonato grande y en el Masters de Augusta no tuvo grandes oportunidades.

El regreso a la cúspide de Seve Ballesteros

El último Major conquistado por Severiano Ballesteros tuvo un sabor especial por ser una muestra de su vigencia. Cuatro años después de su segunda victoria en el Abierto Británico, el español se enfrentó a las duras condiciones del campo estilo links del Royal Lytham & St Annes, con un clima adverso que obligó a suspender la tercera ronda y trasladar la definición al lunes.

De cara a la ronda final, Seve integraba el lote de la parte alta del tablero junto a los ingleses Nick Faldo y Sandy Lyle (campeón en 1985) y Nick Price, de Zimbabwe. Tras marcar águila en el séptimo, Ballesteros y Price se despegaron del resto y llegaron igualados a las últimas instancias. La primera ventaja para el español llegó gracias a un birdie en el hoyo 16 que logró tras un espectacular segundo tiro que quedó muy cerca de ser águila.

Luego, en el hoyo final, la llegada de Price al green en dos golpes cargó de suspenso a la definición, pero rápidamente Seve solucionó el problema con lo mejor de su repertorio: el juego corto. Un chip magistral lo volvió a dejar en buena posición y Price falló su intento de birdie.

De esa forma, el oriundo de Pedreña alcanzó su tercera Claret Jug, en el mismo campo donde triunfó por primera vez en 1979, cuando tenía 22 años, en una edición recordada como “El campeón del estacionamiento” en referencia al sitio desde el cual efectuó Seve su extraordinario segundo golpe que le permitió hacer birdie.

La rica historia de Seve en el Abierto Británico se completa con su título en el mítico St. Andrews 1984, recordado por su icónica foto levantando el puño tras convertir su putt final que le dio la victoria con Tom Watson como rival.

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