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Julio Monay: “Este año jugué el Pro-Am en el Roberto de Vicenzo Memorial”

A raíz de su trabajo en el rubro de seguros, Julio Monay, oriundo de Sunchales, Santa Fe, vivió en varias ciudades del país. En 2009 comenzó un recorrido que lo llevó por Tandil, Entre Ríos, Mar del Plata, Córdoba y Ciudad de Buenos Aires. Acostumbrado a practicar varios deportes, durante su etapa en Lincoln en 2011, encontró una nueva pasión en el golf, que se mantiene intacta hasta hoy.

A los 49 años, Monay reside en el barrio porteño de Belgrano, juega dos veces por semana si sus obligaciones laborales se lo permiten y tiene 7 de hándicap, su mejor registro. Dos clubes donde conoció grandes amigos son el Lincoln Golf Club y Los Timboes Golf Club de Sunchales.

A fines de marzo de este año, tuvo la oportunidad de participar en el Pro-Am del torneo Roberto de Vicenzo Memorial 100 añosen el Ranelagh Golf Club, correspondiente al PGA Tour Latinoamérica. Además, recientemente obtuvo el primer puesto en el circuito El Cronista Open Golf, en la categoría hasta 11.9 de hándicap.

-¿Desde cuándo juega al golf y dónde empezó?  

-Cuando vivía en Lincoln, provincia de Buenos Aires, en el año 2011. No conocía a nadie en la ciudad y tenía la idea de empezar a practicar un deporte. Un conocido del arquitecto que hacía mi oficina me contactó con el profesor Jorge Villareal y empecé a practicar. Al principio me costó, como a todos, pero por vivir a una cuadra y media de la cancha e ir a practicar casi todos los días, le tomé la mano al poco tiempo. Lincoln Golf Club primero te enseña a practicar el deporte, a que le pegues, y después te deja ir a la cancha. El golf me atrapó de inmediato y pasé a ser casi fanático, al punto de ir casi todos los días de la semana a practicar o jugar.

-¿Cuáles fueron sus mejores resultados?

-El mejor resultado que hice fue +1 gross jugando un torneo en General Pico, La Pampa, a mitad de año en una cancha de 9 hoyos y después en Tortugas hice +1 gross. El más reciente fue en la última fecha de El Cronista Open Golf en Los Lagartos, done terminé con 70 golpes gross (+4) y es mi tercera mejor marca. Hice muchos pares y cerré la vuelta con birdie en el 18. Pegué un drive que salió un poco abierto y en el segundo tiro la dejé casi dada.

-Para los interesados en el turismo y el golf, ¿cuáles campos recomendarías en la Argentina como impostergables?

-Por mis inicios, el Lincoln Golf Club, que es una cancha muy linda. Las canchas de Santa Rosa, con unos greens muy lindos, y de General Pico en La Pampa también son muy buenas. Obviamente la cancha de mi pueblo, el Club Atlético Estudiantes de Paraná, con un hoyo emblemático como el hoyo “volcán”. Uno campo que destaco es el de Playa Grande en Mar de Plata. He jugado algunos torneos y es una cancha muy demandante, sobre todo los greens y las caídas que hacen esforzar la mente para entenderlas. Además, me gusta mucho jugar el Abierto Ciudad de Rosario que se hace en el Rosario Golf Club, el Jockey Club y el Club Bartolomé Mitre de Pérez.

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-¿Cómo es el hoyo “volcán” del Club Atlético Estudiantes de Paraná?

-Es un hoyo que tiene una salida con un doblez de ángulo recto a la derecha. Para llegar al green es un golpe ciego porque solo se ve el asta de la bandera. En la salida no hay forma de tirar a la bandera. Después, el segundo o tercer tiro en el caso que no tengas una buena salida, demanda medir bien el viento para poder dejarla en el green. Una vez arriba, el putter no es tan complicado porque no tiene tantos movimientos.

-¿Cuáles son sus dos campos de golf preferidos a los que asiste habitualmente?

-En Buenos Aires, que son canchas de un nivel muy superior a las del interior, como emblemáticas elijo el Buenos Aires Golf y Cañuelas por el nivel de mantenimiento y los greens. La de Buenos Aires sobresale por su trascendencia, la jugó Tiger Woods y porque es una cancha súper exigente. Como toda cancha de campeonato, demanda ir por el fairway y tiene greens con mucho movimiento que exigen gran concentración. Cañuelas es una cancha de PGA espectacular, tiene un hoyo estilo isla que me encanta. También me gustan Tortugas, Lagartos, Golfers, Highland, Campo Chico y una que me sorprendió fue La Orquídea. En cada hoyo puede tener ubicaciones de banderas muy diversas por la magnitud de los greens. Algunos hoyos tienen mucha agua, con una cascada hermosa.

-¿Long drive o approach?

-En approach gané dos veces en el circuito El Cronista Open Golf. El approach me gusta más porque es un tiro de precisión en el cual hay que medir bien la distancia, el viento y demás mientras que el Long drive es velocidad de swing, que salga al medio y que corra. En cambio, el juego de hierros son distancias de 120, 150 o 170 yardas que demanda otro pensamiento a la hora de pegar.

-¿Si tuviera que salir solo con tres palos cuáles serían?

-Un hierro 7, hierro 4 y el 56. En un par 4 corto de unas 320 yardas, como con el hierro 4 estoy pegando 220 o 230 yardas aproximadamente, me quedaría un tiro de 80 o 100 yardas. Si es una bandera corta, la puedo dejar con el 56. En caso que me queden 150 o 170 yardas, con el hierro 7 tiro cómodamente a la bandera.

-¿Conoció algún destino del exterior donde jugó al golf?

-Jugué en Club del Lago Golf en Punta del Este y en Punta Cana en 2017, no recuerdo la cancha. En aquel momento no estaba habilitada Corales. Obviamente, son canchas muy lindas junto al mar. Recuerdo que había un par 3 que se tiraba de 170 yardas pegado al mar. Un sueño mío es ir a jugar en los campos links de Escocia e Inglaterra donde nació este deporte.

-¿Alguna vez estuvo cerca de un hoyo en uno?

-Hice un hoyo en uno en el Lincoln Golf Club. Fue en el hoyo 2, un par 3 de 130 o 140 yardas, el último día que jugaba antes de mudarme hacia la provincia de Entre Ríos. Era un torneo interno que jugamos entre amigos. Salió publicado en algunos diarios y tengo los recortes. Me acuerdo que había un poco de viento desde atrás, pegué con un pitch y salió un tiro no tan alto, sino bastante plano. Picó en la mitad del green y se arrastró derecho a la bandera y cayó con las últimas dos vueltas. Obviamente tuve que pagar bastantes cervezas porque era pleno diciembre. Mientras la pelota estaba en el aire, mi compañero de línea la cantó y dijo: “Vamos a tomar bastantes cervezas frescas”.

-¿Quiénes son los miembros más habituales en su línea?

-Mi grupo de amigos Hugo Yovino, Javier Álvarez y Pablo Frazer. Al ser una persona del interior que no tiene amigos golfistas, he encontrado grandes compañeros. Pablo Frazer fue quien me llevó a jugar el torneo de El Cronista. Con él siempre nos quedamos después de cada ronda a compartir sándwichs, una picada y conversar del juego que hicimos.

-¿Cuál es su palo preferido?

-Hoy es mi hierro 4, es parte de mi cuerpo. Me da versatilidad para tirar por debajo de las plantas, meter un fade o un draw. Sé sacarla baja para el draw a la izquierda o alta para el fade a la derecha o también un tiro franco al medio buscando un poco de draw, que es mi juego, de 200 a 220 yardas.

-¿Qué es el golf para usted?

-Primero, el golf es amigos. También significa desconectar la mente, bajar el estrés, salidas, disfrute y camaradería total para todo. Lo veo como algo saludable y de amistad. No busco hacer negocios, para mí hay que ir a despejarse. Soy de trabajar mucho y muchas horas por día, entonces cuando voy al golf esas cinco o seis horas entre el viaje, el juego y el almuerzo trato de desenchufarme.

-¿Qué tiene el golf de especial que otros deportes no tengan?

-Practiqué muchos deportes. Muchos años equitación, fútbol, básquet, vóley, tenis y pádel. La particularidad del golf es jugar contra uno mismo. Es un deporte que hay días en los que uno marca +4 o +1 gross y otros que quizás haces +20. A mí no me preocupa porque estoy disfrutando igual. Obviamente prefiero los pares y de vez en cuando algún birdie, pero si viene el doble o triple bogey, busco analizar el error y aprender. Tiger dijo una vez que para él un mal golpe son trece pasos, a partir de ahí hay que pensar en el tiro siguiente.

-¿Sigue los circuitos profesionales?

-Casi todos los días veo algo de golf por televisión, tanto masculino como femenino. También sigo a los argentinos a través de las aplicaciones donde voy viendo los resultados. Este año jugué el Pro-Am en el Roberto de Vicenzo Memorial 100 años, con unos profesionales estadounidenses. Fue una linda experiencia, donde uno puede ver que estamos a kilómetros de distancia de estos jugadores.

-¿Tiene una anécdota relacionada con el golf que quiera compartir?

-Una vez en el Olivos Golf Club estábamos jugando una Laguneada en parejas en modalidad fourball. Hice dupla junto a mi amigo Rubén “Pepe” Leiro, una de las primeras personas que conocí en Lincoln. En un par 3 que tiene un frente muy pronunciado, él era el único que estaba a un metro de la bandera, pero del lado de arriba. Tiraba para birdie y le dije: “Pepe, la tenés que soplar, pero muy despacito porque si no la metes se va a pasar”. En su manera de soplarla, se pasó por unos veinte pasos. La pelota salió del green. Justo en ese hoyo estaba el fotógrafo del torneo y tenemos la foto del momento exacto de Pepe abriendo las manos y la boca lamentándose por haberse pasado. También tuve el gusto de compartir juego con Marcelo Milanesio, exjugador de la selección argentina de básquet. Cuando yo vivía en Córdoba, Marcelo se retiró del básquet y una de las primeras actividades que hizo fue la venta de seguros. A raíz de eso nos conocimos y hemos jugado juntos al golf en un torneo de Rosario y también al básquet. Es muy buen golfista, en aquel momento tenía dos o tres de hándicap.

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