
A partir del momento en que el golf llega a la vida de una persona, generalmente ya nada es igual. Desde ese instante, el desafío que implica el juego y toda su estrategia, resulta cautivante y despierta una pasión que crece cuanto más se practica.
Hugo Bellagamba inició su camino hace ocho años. Actualmente, a sus 55 años cuenta con 17 de hándicap y forma parte de un grupo de amigos que se autodenominan “Los Bipolares del Golf”, con los cuales visita distintas canchas y participan en torneos.
-¿Desde cuándo juega y dónde empezó?
-Hace ocho años, empecé practicando con unos palos que me prestó un amigo. Atrás de mi casa había cuatro manzanas vacías y entonces me hice un hoyo de par 3 de 120 metros y jugaba ahí. Me dice un green con una bandera y tiraba a acertarle. Sentí la adrenalina que causa poder impactar la pelota. Luego tomé clases con el profesor Chalo Sosa. Él me pulió en cuanto a la posición de las manos, la cadera y los pies. Debido al entusiasmo o la evolución que uno tiene, el golf te atrapa. Eso implica comprar ropa, zapatillas, palos nuevos, pelota y muchas cosas.
-¿Cuáles fueron sus mejores resultados?
-He ganado en el Club Hípico de City Bell y también en un torneo en Estudiantes de La Plata. En cuanto al score, mi mejor ronda fue en La Colina de Luján. Acerté muchos greens e hice 41-42. Hace poco, en Los Lagartos completé la primera vuelta con 40 a pesar de haber errado un par de putts para birdie.

-Para los interesados en el turismo y el golf, ¿qué campo recomendaría en la Argentina como impostergable?
-El Terrón Golf Club de Córdoba es un campo muy lindo. Lo jugué una sola vez y me gustó por los movimientos que tiene, son tiros distintos en los cuales todo tiene una dificultad. Por ejemplo, un golpe ciego.
-¿Cuáles son sus dos campos de golf preferidos a los que asiste habitualmente?
-Me gusta jugar en San Eliseo. El hoyo 6 me gusta jugarlo, aunque me castiga bastante. Es un par 4 con agua a la derecha y a la izquierda tiene búnker y fuera de límite. Generalmente acierto el fairway, pero tengo problemas con el segundo tiro, lo vengo fallando. Después de haber conocido muchas canchas creo que es Everlinks Golf Club, en Luján, es una de las que más me gustó. Es una cancha abierta y muy entretenida porque tiene bastante agua y dificultades de búnkeres.

-¿Long drive o approach?
-En un momento elegía Long drive, pero hoy creo que el approach es más interesante para jugar porque iguala las posibilidades para todos. El Long drive es acertar el fairway a una distancia que es muy difícil. Hay algunos que llegan a las 310 o 320 yardas y eso para un jugador normal es bastante complicado. El approach es un golpe de más precisión, por eso lo disfruto más. Una de las cosas lindas que tiene el golf es tratar que la pelota haga lo que uno quiere.
-¿Cómo se define como jugador?
-Soy un jugador medio arriesgado y tiro por arriba de los árboles para poder cruzar. Me arriesgo a la hora de jugar y tal vez esos riesgos que uno toma se ven en la tarjeta porque la pelota toca la rama y se va debajo de los árboles o afuera. Se trata de tomar riesgos a la hora de jugar para hacer un juego satisfactorio. Si tengo que jugar una ronda y no puedo sacar el drive porque la quiero jugar al medio suave, para mí eso no es golf. Hay muchos de esos golpes que me acuerdo. Por ejemplo, el 10 de Pinamar que dobla un poco de izquierda a derecha y hay que intentar agarrar la bajada. Es un tiro que me gusta. Después está el 10 de Golfers que es muy parecido o el 10 de la cancha Del Agua en Lagartos que va de izquierda a derecha, donde está buenísimo tirar por arriba de las plantas para llegar al medio del fairway evitando el búnker de la derecha.

-¿Si tuviera que salir solo con tres palos cuáles serían?
-Sin contar el putter, saldría con el pitch, hierro 8 y driver. Con el driver siempre trato de dejar la pelota a unas 150 yardas. Entonces, luego con el hierro 8 llegaría bien y, si caigo en un búnker, la podría sacar con un pitch para no llevar un 60 que después me limitaría. En cambio, si cuento al putter, elegiría el hierro 6 y el pitch. Saldría con el hierro 6, en el segundo tiro trataría de jugar con el pitch y después el putter.
-Después del golf, se concurre al house ¿siempre, a veces, casi nunca?
-Nosotros nos quedamos siempre a charlar, tomar algo y compartir con amigos. El golf me ha dado muchos amigos y he conocido gente de muchos clubes.
-¿Cuál es el mejor campo de golf que conoció en su vida?
-Olivos Golf. Me sorprende la profundidad de los búnkeres, no se ve en otros campos de la zona donde jugamos nosotros. No solamente hay que sacar la pelota de la arena, sino también subirla. En las canchas donde juego habitualmente, a veces la sacás baja y la pelota corre igual. En cambio, en el hoyo 9 de Olivos pegas del búnker y solo se te ve la gorra, es muy profundo. Tiene un estilo similar a los links como hay en Miramar o Costa Esmeralda. Jugamos varias veces y me parece que es una cancha preparada para campeonato, muy difícil.
-¿Alguna vez estuvo cerca de un hoyo en uno?
-Lo más cerca que estuve fue en el hoyo 12 de San Eliseo, un par 3 de 175 yardas. Tiré con un hierro 6, en el aire iba siempre recta y quedó a unos 40 centímetros, terminó siendo birdie. En otra ocasión, en el hoyo 16 del Hípico de unas 120 o 125 yardas según la ubicación de bandera, pegué con un pitch y también la dejé bastante cerca.

-¿Quiénes son los miembros más habituales en su línea?
-Junto a Gustavo White, José Luis Sangiacomo, Gustavo Salguero, Edgardo Henry y Alejandro Dova tenemos un grupo que nos llamamos “Los Bipolares del Golf”. Ahora lo incorporamos a Néstor Nicolai y Claudio Miori. Prácticamente jugamos siempre los mismos y vamos a algunos torneos. Intentamos jugar miércoles o jueves y luego los sábados.
-¿Hay otros golfistas en su familia?
-No existía ningún golfista en mi familia hasta que se me ocurrió jugar a mí. El que empezó luego fue mi hijo, que tomó clases con Chalo Sosa. Con 14 años fue campeón de un torneo de club y jugó el Metropolitano de Menores. Una de las satisfacciones más grandes es jugar al golf con tu hijo.
-¿Cuál es su palo preferido?
-Si tengo que elegir, el hierro 8. Es el hierro que me da confianza y con el cual me siento cómodo. Si pego el drive intento quedar en las 150 yardas y luego para el segundo tiro no pierdo tiempo y voy con el hierro 8 en la mano. Lo único que puedo modificar en esa distancia es, dependiendo si es viento cruzado o de frente, jugar hierro 7 u 8. En una época empecé a tomar muchísima confianza y jugaba mucho la madera 3, le había encontrado la vuelta al swing y salía más derecha. Son como temporadas con palos de moda. Tengo una tendencia a tirar la pelota muy alta, la agarro muy abajo y la hago volar. En La Colina, por ejemplo, como es una cancha en la que te podés desviar porque prácticamente no hay fuera de límites, con el hierro 8 se puede tirar por arriba de los árboles sin problemas.

-¿Qué es el golf para usted?
-En primer lugar, me arrepiento de no haber jugado al golf antes. Empecé cuando me lesioné la rodilla jugando al fútbol y algo tenía que hacer. Primero jugué un poco al tenis y, cuando descubrí el golf, me atrapó de una manera que hasta soñaba con el golf. Pararme en el tee del hoyo uno de cualquier cancha es algo para disfrutar porque todas tienen su particularidad. Más allá de cómo estén los greens o los fairways, cada una tiene su encanto, disfruto muchos de conocer canchas.
-¿Qué tiene el golf de especial que otros deportes no tengan?
-El hecho de pensar que podés pegarle a esa pelota me causa mucha adrenalina porque considero que el golf es muy difícil de jugar. Después, verme tanto a mí como a mis amigos que podemos golpear esa pelota a una buena distancia y hacer un par o birdie. Incluso, aunque hagamos un 6, hacer un tiro de golf y lograr que la pelota tenga vuelo es muy satisfactorio. Un lindo golpe de golf es emocionante.
-¿Tiene una anécdota divertida relacionada con el golf que quiera compartir?
-En el hoyo 4 de Ocaragua, un par 3 que juega alrededor de 145 yardas con agua adelante y en el cual tirás en bajada desde un tee elevado, uno de mis amigos de “Los Bipolares del Golf” le pegó tan feo que sacó la pelota por la derecha. Al green se ingresa por un puente que hay justamente a la derecha. Mi amigo la sacó muy abierta, pero de tan feo tuvo la buena suerte que la pelota pegó en el puente y cayó arriba del green. Quedó a dos metros de la bandera y terminó haciendo un divino par. Situaciones como esa debe haber un montón, pero esa fue muy cómica porque en el aire recibió toda clase de insultos y cuando rebotó en el puente y cayó al green fue increíble.

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