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Fabián Gómez: “Siempre trabajé mucho y sabía que en algún momento iba a ganar en el PGA Tour”

Por Lautaro López
La Argentina cuenta con una tradición de golfistas profesionales que dieron sus primeros pasos como caddies. Desde el legendario Roberto De Vicenzo hasta jugadores consagrados como Eduardo Romero, Vicente Fernández y Augusto Núñez. Dicho grupo incluye a Fabián Gómez, uno de los más destacados del país que recientemente obtuvo el título en el Andrés Romero Invitational que se disputó en el campo Termas de Río Hondo Golf Club.
Gómez comenzó su camino en el golf a los ocho años, desempeñándose como caddie en el Chaco Golf Club, misma institución que forjó a José Cóceres, su mentor y amigo de su padre. El chaqueño sumó éxitos en Latinoamérica y ascendió hasta el Korn Ferry Tour donde obtuvo una victoria en el Chitimacha Louisiana Open de 2010.

Luego, Gómez ascendió al PGA Tour, el circuito más competitivo del mundo, e inscribió su nombre en la historia del golf argentino al conquistar dos títulos. Primero ganó el FedEx St. Jude Classic 2015 a los 36 años de edad y, al año siguiente, se impuso en el Sony Open de Hawaii al superar en playoff al estadounidense Brandt Snedeker. Además, en 2016 representó a la Argentina en los Juego Olímpicos de Río de Janeiro.
Planeta Golf dialogó con Gómez acerca de su actualidad, sus comienzos en el PGA Tour, las exigencias del circuito estadounidense, la necesidad de contar con un grupo amplio de trabajo, los éxitos de su carrera, la dificultad de estar lejos tanto de la familia como de los amigos, las diferencias culturales con Estados Unidos, su pasión por el fútbol y la presencia de Lionel Messi en Miami.
-¿Qué impresión te causó el campo de Termas de Río Hondo Golf Club?
-Es la primera vez que vengo, tenías ganas de jugar acá. Me gustó mucho el campo y el diseño. Donde juego en Estados Unidos son canchas parecidas. Para pegar un segundo tiro hay que saber errar y los greens son difíciles porque tienen mucho movimiento. Me pareció un buen campo y también me gustó el lugar en general.
-¿Qué te motivó a venir a la Argentina?
-Andrés (Romero) ya me había invitado dos o tres veces y recién ahora tuve la oportunidad de participar. Siempre se disfruta jugar en la Argentina porque están los amigos y la familia. Como tenía unas semanas sin torneos en Estados Unidos, aproveché para venir al país y quedarme para el día de la madre y mi cumpleaños. Después viajo a Islas Bermudas para el torneo Bermuda Championship.
-Finalizaste segundo en el Korn Ferry Tour Championship, ¿Cuál es tu balance de la temporada del Korn Ferry Tour?
-Todo el año estuve trabajando en algunos aspectos del swing y el putter y también tuve que conseguir un caddie. Todo eso juega en contra porque si no estás bien armado durante un torneo y estás buscando cosas, cuesta un poco más rendir. Pude salvar la tarjeta y en el último torneo necesitaba ganar para clasificar directamente al PGA Tour. No era difícil porque es una cancha que conozco y donde ya jugué bien dos o tres años. Me faltó poco para ganar.
-¿Cuál es la diferencia principal entre el PGA Tour y Korn Ferry Tour?
-Los campos son muy distintos. En el PGA son más largos, tienen mucho rough y los greens son complicados. En el Korn Ferry, si bien son mucho más fáciles, hay muchos jugadores buenos. Entonces, el corte queda en cuatro, cinco o seis golpes bajo el par. Hay golfistas que juegan bien y están todas las semanas compitiendo. Algunos juegan en el PGA y luego bajan al Korn Ferry y compiten en la escuela.
-¿Qué consejo le darías a un jugador que está por empezar a jugar en el PGA Tour?
-Lo más importante es lo que tienen todos: psicólogo, preparador físico y demás, porque es un Tour donde uno tiene que contar con todas las herramientas necesarias como para poder jugar bien. No se puede llegar al principal circuito del del mundo sin tener eso. Se necesita un manager que te maneje varios aspectos porque uno no puede estar practicando y al mismo tiempo ocuparse de reservar los hoteles o tickets de avión. Hay que sacarse esas cuestiones de encima, el golfista tiene que jugar y estar concentrado en el torneo. Cuando jugaba el Korn Ferry ya tenía todo: preparador físico, psicólogo, manager, un profesor de swing y otro de putter. A mí me gusta aprender y busco mejorar.
-¿Cómo está conformado tu equipo?
-Mi manager es Adrián González desde hace veinte años, ya es un amigo. Mi psicólogo es Iván, Hernán Brisco como preparador físico, mi profesor de swing es Rick Smith, un norteamericano que sabe mucho de golf, con Santiago Garat eventualmente estoy practicando cuestiones del putt y como caddie estoy volviendo otra vez con Coco Monteros. Ya arreglé para jugar con él la final de la escuela y algunos torneos del PGA Tour.
-¿De qué forma planificas tu temporada?
-Lo evalúo mientras avanza el año. Si uno juega bien, quizás no participas en tantos torneos. A mí me gusta jugar bien en los primeros torneos y salvar la tarjeta lo antes posible para después estar más tranquilo. Me gusta arrancar al máximo de entrada.
-¿Los golfistas latinos están en desventaja por todo lo que implica ir a competir al exterior?
-El golf es un sacrificio muy grande. Y también una carrera muy extensa porque uno puede jugar hasta los 60 o 65 años. Es difícil hacer tantos viajes o estar allá solo tres o cuatro semanas. Los chicos de ahora juegan desde muy temprano, a partir de los 18 o 20 años están compitiendo en el exterior como Marcos Montenegro, Jorge Fernández Valdés o Alejando Tosti y cuesta dejar la familia.
-¿Seguís viviendo en Estados Unidos?
-En un momento decidimos ir con la familia para allá a probar y me quedé a vivir siete años. Cuando estuve solo la pasé mal, pero si superas esos momentos difíciles, después se hace un poco más fácil. Ahora estoy volviendo para la Argentina otra vez, así que ya me quedo acá. La verdad es que estando solo se extraña. Incluso es aburrido porque para hacer amistades es difícil. En Estados Unidos quizás al vecino ni lo ves o si lo ves lo saludás y nada más. No es como en la Argentina que tenemos la familia y los amigos y con ellos siempre organizamos para juntarnos a comer asado o algo en alguna casa. No hay como nuestro país. Por eso, cuando podemos en los torneos nos juntamos entre los argentinos. Somos varios, entre cinco y siete jugadores más los caddies.

-¿En qué consisten los torneos con fines solidarios que organizás?
-Son eventos para recaudar fondos, principalmente torneos de caddies y amigos en Cardales. Entonces siempre les pido algo a los jugadores del PGA Tour como Rickie Fowler y Jason Day o también ofrezco una bolsa mía para hacer una rifa. La idea es reunirlos a todos para jugar al golf y comer asado. Luego hago entrega de premios de algunas de mis cosas de golf y todos quedamos contentos. Aprovechamos para reencontramos entre aquellos que empezamos trabajando de caddies.
Sus comienzos en el golf y la pasión por el fútbol
-¿Cómo surgió tu vínculo con el golf?
-Al golf empecé de chico en Resistencia, Chaco, tenía la cancha enfrente cruzando la calle. Empecé a trabajar de caddie a los 8 años, los lunes jugábamos con mis compañeros por plata. Fue una linda época, nos juntábamos entre 20 o 25 caddies y jugar con ellos era lo más lindo.
-¿Qué significó José Cóceres para tu carrera?
-José era conocido de mi papá y jugábamos juntos cuando él iba para Chaco. En mis inicios, él me dio los palos y me quedé en la casa del hermano en Los Cardales cuando fui para Buenos Aires, donde seguí trabajando en el club La Orquídea. Ahí empecé a trabajar de caddie otra vez y José me consiguió una invitación para jugar los torneos. La única forma de llegar era viajar porque en Buenos Aires había más campeonatos, conozco muchos buenos jugadores de Chaco que no llegaron a profesionales porque es difícil conseguir un sponsor.

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-El primer viaje como profesional fue a Colombia, ¿qué recuerdos te dejó esa experiencia?
-Viajé a Bogotá para un torneo del circuito que se llamaba Tour de las Américas (TLA). Jugar bien en ese circuito te permitía ir a Europa. Jugábamos muchos argentinos, en aquel certamen éramos 15 o 20 jugadores. La primera vez que uno sale del país es todo nuevo. Viajamos gracias al apoyo de un sponsor. Fue mi primer viaje en avión y tenía miedo a volar, todavía tengo un poco, pero ya no tanto. Más adelante gané en Venezuela en 2006 y en 2009 jugué el Korn Ferry Tour. Luego, en 2010 ya tenía tarjeta del Korn Ferry y después entré por esa vía al PGA Tour.

-Si no hubieses sido golfista, ¿a qué te dedicarías?
-Imagino que al fútbol. No tuve la suerte de que me ayudaran un poco, me tenía mucha fe que también iba a llegar porque jugaba muy bien. Con mis amigos teníamos un buen equipo de siete u ocho jugadores e íbamos a los barrios a jugar todas las noches. Quería llegar en alguno de los dos deportes. Mi papá quería que jugara al golf, pero a mí me gustaba jugar al fútbol. Ahora hace mucho que no juego. Intenté una vez en Chaco, pero tuve un desgarro a principios de diciembre que por suerte no fue tan grave porque en enero tenía que ir a Hawaii.
-¿Tenés relación con otros deportistas?
-Con Carlos Tevez y Rolando Schiavi jugué al golf. Carlitos juega bien, le gusta. También tengo guardadas una camiseta y una gorra firmadas por Diego Maradona. Se la di a un amigo para que Diego la firme.
-¿Ves los partidos del fútbol argentino?
-Siempre estoy mirando, hace poco vi el partido de Defensa y Justicia contra Chaco Forever que Chaco perdió por penales. Tengo una aplicación descargada en mi teléfono y cuando estoy en Estados Unidos veo los partidos por la app. Allá no trasmiten nada por televisión, es todo fútbol americano, básquet, béisbol y golf.
-¿En Estados Unidos te preguntan por Lionel Messi o la selección argentina?
-Preguntan si fui a verlo o cuándo voy a ir y comentan “qué grande Messi que está en Miami”. Están contentos. Durante el Mundial, el primer partido lo vi en Estados Unidos con la familia. Estábamos todos con la camiseta, hasta el perro, y la bandera. Como perdimos, el siguiente partido lo vimos sin camiseta ni nada. Por suerte ganamos y entonces seguimos igual. Después, los últimos dos partidos los vi en la Argentina, para la final estuve en Cardales. Eso fue lo más lindo, fueron varios días de festejos.

Un lugar en la historia del golf argentino
-¿Ganar el primer torneo en el PGA Tour hizo que en cierto punto todo el esfuerzo valiera la pena?
-Sí, porque iba haciendo las cosas de menor a mayor y trabajando. Hay que trabajar mucho para estar ahí arriba y ganar. Cuando llegan los triunfos y los buenos torneos es lo mejor. Ahí cambia un poco todo, ves todo el sacrificio que hiciste al viajar y dejar a la familia. Pero eso se logra teniendo un equipo completo como para llegar al PGA y ganar, solo no se puede. Uno solo con un caddie y un manager no alcanza. Los jugadores del PGA tienen todo, viajan con su profesor. A mí siempre me gustó observar a los mejores y aprender de ellos.
-¿Cambiaste algo a partir de tu primera victoria en el circuito?
-En aquel torneo jugaron Phil Mickelson, Brooks Koepka y Dustin Johnson. Estaban muchos de los mejores porque la semana siguiente era el US Open. Cuando ganás el primer torneo hay un cambio, te sentís relajado y uno sabe que puede ganar. Siempre trabajé mucho y sabía que en algún momento iba a conseguirlo. Hay que tener confianza en uno mismo porque si no es muy difícil conseguir un triunfo o jugar bien. Trabajando a medias no se llega porque el PGA es muy exigente.
-¿Qué fue lo que más te sorprendió del Masters de Augusta?
-El par 3 del 12 y el hoyo 13. El hoyo 12 lo jugué con mucha gente detrás y el green es difícil. Jordan Spieth venía bien hasta que hizo un seis en ese par 3 y perdió el torneo. Es un hoyo cortito donde se puede tirar con el pitch o con el hierro 9, sopla mucho el viento y tiene muchos pinos. Esos hoyos son lindos y difíciles. También me llamó la atención la enorme cantidad de gente. Desde el lunes está lleno, es impresionante. La cancha y los greens de Augusta no son como se ve por la televisión ya que no se percibe todo el movimiento que tiene el campo.
-¿Cuál fue el golfista que más te impactó tener como compañero de ronda?
-Jugué con Phil Mickelson. De todos modos, dentro del campo todos vamos concentrados y se habla poco. Cada uno está pensando en su juego, no nos podemos desenfocar. Por lo tanto, vamos mentalizados y conversando con el caddie.

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