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Diego Vázquez: “Todo el mundo debería conocer lo que es una pasión, el golf genera eso en mí”

Diego Vázquez, empresario de 48 años, inició su amor por el golf por invitación del hermanastro de un amigo y descubrió una pasión que lo atrapó por completo. Actualmente cuenta con 9 de hándicap y juega al menos una vez por semana junto a un grupo de amigos con los cuales visitan diferentes canchas.

-¿Desde cuándo juega al golf y donde empezó?

-Juego desde los 32 años. Comencé por sugerencia del hermanastro de un amigo que nos llevó al driving y nos fanatizamos. Nos resultó difícil, pero insistimos y nos fuimos contagiando unos a otros. Empezamos de forma autodidacta jugando varios fines de semana y después de un año tomé algunas clases. En el campo El Ombú había un profesional, Ernesto Rivas, que nos ayudó bastante. Donde más jugamos fue en Ocaragua Golf Club. Esas dos fueron las canchas donde nos juntábamos con mis amigos y que nos llevaron al golf.

-¿De qué club es socio?

-Hoy sigo siendo del club Ocaragua, un campo privado. Normalmente juego uno o dos veces por semana, mínimo una para sostener un nivel de juego. Y complemento con un poco de gimnasio para mantenerme bien físicamente y mejorar en el golf. Me atrapó tanto el golf que toda la gimnasia y actividad física la hago mentalizado en el golf.

-¿Cuáles fueron sus mejores resultados?

-En diciembre del año pasado gané en la última fecha del circuito El Cronista Open Golf. Se jugó en el campo de San Andrés y salí primero en mi categoría. Hice cuatro sobre el par gross, mi mejor score en competición. Los últimos hoyos me pesaron un poco, por los nervios cerré con tres bogeys consecutivos. A la ida marqué 36, arranqué con un doble bogey, par, birdie y continué con todos pares hasta el hoyo 16. Finalmente terminé con una tarjeta de 76 golpes. Recuerdo que al inicio jugué bien, empecé a acumular pares y a tener muy buena sensación. Estaba muy focalizado en esa fecha. En la edición 2022, trabajé todo el año para jugar ese torneo y pude cerrar con un triunfo. Otra vez hice un score de +2 durante un verano en Pacheco Golf, pero no fue en un torneo. Jugué con mi suegro y se sorprendió porque hacía pares, birdies y metía putters de todos lados. Me dijo ‘Diego, ¿qué te pasa?’.

-Para los interesados en el turismo y el golf, ¿cuáles campos recomendarías en la Argentina?

-En Córdoba jugué en un campo ubicado en Villa Allende que me encantó. Tiene mucho movimiento, presenta hoyos con elevación en las salidas, en los cuales no se ve del otro lado de la loma. Otro destino que conozco es La Pampa. Mi esposa nació allá y mi suegro juega al golf, así que cuando vamos de visita a Santa Rosa jugamos en el Jockey Club de esa ciudad. También conozco un club en San Luis porque allá vive mi cuñado.

-¿Conoció algún destino exótico donde jugó al golf?

-Podría ser en Playacar, Cancún. En dos oportunidades jugué en el campo The Hard Rock Golf Course, que es una cancha muy selvática con unos fairways muy cuidados y los costados más arenosos. La particularidad es que alquilan los palos.

-¿Cuáles son sus dos campos de golf preferidos que asiste habitualmente?

Diego Vázquez y Andrés Scarano

-En la semana juego los jueves en distintas canchas como Cañuelas, Highland, Nordelta o San Diego, no tengo ningún campo específico. Los fines de semana, generalmente juego en La Providencia Golf Club. Es una linda cancha, se destaca por ser abierta a la vuelta lo cual permite desparramar más la pelota porque no tiene tanta arboleda mientras que a la ida es un poco más estratégica. En cinco o seis hoyos presenta como dificultad obstáculos de agua. Se destacan dos par 3: uno es largo, estilo isla y el otro tiene una laguna que cruza por delante del hoyo. Otro campo que me gustó fue el de Jockey Club San Isidro, el otro día jugué un torneo en la cancha Colorada. San Diego también me gusta mucho, es difícil y tiene mucha arboleda.

-¿Long drive o approach?

-Approach. Es un tiro que me encanta y con el cual me siento cómodo, me da buena sensación. Me considero un jugador que pega medianamente largo, pero disfruto más un tiro corto que los largos.

-¿Si tuviera que salir solo con tres palos cuáles serían?

-Sin contar el putter, elegiría el drive, el hierro 7 y el 60. Con el drive sé que voy a ganar distancia, con el hierro 7 me puedo adaptar a las diferentes distancias y puedo terminar de resolver con el 60 cerca del green. En cuanto al putter, hay veces que estoy mejor y otras peor. Se nota la diferencia cuando no lo practico porque empiezo a perder afinidad. Me tomo mi tiempo para mirar las pendientes y trato de mirar una línea. Alrededor del metro o metro y medio me siento más cómodo.

-¿Después del golf, se concurre al house siempre, a veces, casi nunca?

-Siempre. Habitualmente jugamos alguna apuesta por la cerveza del famoso hoyo 19 así que la ronda siempre termina ahí. Es un hoyo esperado (risas).

-¿Cuál es el mejor campo de golf que conoció en su vida?

-El mejor campo en el que jugué fue el PGA Catalunya de Barcelona. Fui solo una vez y me encantó. El fairway era impresionante, una alfombra. Las arboledas, bajo arboledas y los fairways estaban muy marcados con la pastura. Uno de los hoyos que más me impactó tiene un dogleg a la izquierda y una arboleda a la derecha que forma una “L” muy marcada. Otra particularidad fue que las distancias estaban indicadas en metros.

-¿Alguna vez estuvo cerca de un hoyo en uno?

-En Piero, no recuerdo en cuál par 3, le pegué a la bandera desde el aire y quedó a pocos centímetros del hoyo. Otra chance fue en el hoyo nueve de la cancha Vieja de Lagartos, que es un green en altura. Había una loma, tiré y habrá quedado a quince centímetros del hoyo. En el aire me pareció que tenía excelente línea, picó bien en la zona de la loma y como estaba medio tapado con mis amigos nos quedamos mirando expectantes sin saber si había entrado. Recién cuando llegamos vimos que había quedado muy cerca.

-¿Quiénes son los miembros más habituales en su línea?

-Generalmente comparto ronda con Andrés Scarano, Maximiliano Roten y Julián Grimau. Con ellos forjamos una amistad a través del golf y tenemos el gusto de poder compartir la misma pasión.

-¿Cuál es su palo preferido?

-El 60, es un palo muy versátil. Me gusta el simple hecho de agarrarlo y medir la distancia. Nunca se trabaja con full swing sino con un cuarto o medio swing. En el último torneo de El Cronista Open Golf, marqué un birdie en el hoyo 18 que me dio el triunfo en mi categoría. En ese hoyo, elegí un 60 y la dejé a cinco o diez centímetros del hoyo. Es un palo que lo practico mucho y me da confianza, aunque después el tiro puede salir mal.

-¿Qué es el golf para usted?

-Es una pasión, si lo tendría que definir en una palabra seria esa. Todo el mundo debería conocer lo que es una pasión, el golf genera eso en mí. Siempre practiqué deportes, fui profesor de full contact e hice boxeo. Lo especial del golf es que tiene mucha estrategia, cálculo y también una cuota importante de frustración. La tolerancia a la frustración es algo que hace bien a las personas. Siempre da vuelta en mi cabeza el golf, pienso en que cancha voy a jugar la semana siguiente, con quién competimos, con un amigo hacemos torneos contra otras personas y buscamos canchas lindas y variadas. Es un momento y lugar único.

-¿Cómo conformaría el foursome ideal de jugadores profesionales?

Tiger Woods sin dudas porque es uno de los grandes, junto a Phil Mickelson, Cameron Smith y Rory McIlroy o Jordan Spieth. Smith me gusta mucho, es una persona de altura y físico promedio y un animal de jugador. Tiger tiene más porte físico al igual que Rory. Smith, en cambio, se lo ve sencillo, más común y es uno de los mejores del mundo.

-¿Tiene una anécdota divertida relacionada con el golf que quiera compartir?

-Hace poco, junto a Andrés Scarano veníamos jugando con dos chicos que tienen cero de hándicap. Era una de las fechas del torneo de El Cronista Open Golf que se jugó en Campo Chico. Llegamos al hoyo 18 empatados. Tiré el drive y me quedó en un lugar tapado por los árboles, totalmente inhóspito. Entonces cerré los ojos y me imaginé el golpe desde ahí abajo. Elegí un hierro 9 y la dejé a un metro de la bandera. Los demás no entendían cómo la había sacado de ahí. Se mataban de risa y me decían que era imposible lo que acababa de hacer. De estar “game over” pasé a dejarla al lado de la bandera. Fue un tiro difícil de repetir. Al final empatamos en el último hoyo.

-¿Cuál fue su evaluación previa al golpe?

-Tenía un árbol que me tapaba para tirarla alta y un búnker adelante con una bandera corta muy pegada al búnker. Agarré un hierro 9 porque no tenía tantas yardas. Me acuerdo que cerré los ojos y visualicé el tiro. Opté por un palo más largo porque tenía que volar sin demasiada altura y como la distancia no era tanta para ese palo, tuve que hacer medio swing.

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