Planeta Golf
Alejandro Herrera: “Mi primer torneo profesional lo jugué con zapatos y palos prestados y me habían pagado la inscripción”

Los primeros pasos de Alejandro Herrera en golf fueron como caddie en el club Golfers, antes de hacerse profesional. Una tradición argentina que sirvió como formación a camadas históricas, con exponentes destacados al más alto nivel profesional como Roberto De Vicenzo, José Cóceres, Vicente Fernández y Eduardo Romero.
En un rápido progreso, Herrera comenzó como caddie, luego se convirtió en aspirante y a los 22 años se convirtió en profesional. Hoy, a sus 39 años, lleva más de dos décadas desempeñándose como profesor en Golfers Country Club.

-¿Desde cuándo juega y dónde empezó?
-Miraba golf por la tele, pero no tenía la posibilidad de entrar a una cancha de gol por una cuestión económica. Un día me invitaron a ver de qué se trataba. El master caddie del club iba a los barrios a buscar caddies porque jugaban cien personas y necesitaban la misma cantidad de caddies. Al no tenerlos, empezaba a buscar suplentes y así empecé como caddie en Golfers a los 14 años.
-¿Qué lo motivó para comenzar su práctica?
-Me llamaba la atención el desafío. Todo se dio muy rápido. De los 14 hasta los 17 años fui caddie y después empecé como aspirante en el club, ayudando en la Escuela de Menores. Luego, a los 22 años me hice profesional. Tuve una formación un poco autodidacta, los otros caddies me ayudaron y otro poco leyendo y mirando. En ese tiempo no había tanta internet como ahora. Entonces leía revistas y libros de golf. Recién tomé clases cuando empecé a jugar en alto rendimiento porque ahí uno tiene que perfeccionar ciertas cosas y la cabeza trabaja diferente. Cuando arrancas de caddie tenés todas en contra y hay que rebuscársela para hacer tiros. Ahí es donde se va formando el verdadero jugador de golf.

-¿Cuáles fueron sus mejores resultados?
-Mi primer torneo profesional me quedó grabado para siempre: el Torneo de Maestros en el Olivos Golf Club en el 2000. La clasificación se jugaba en Villa Adelina y de los 120 jugadores, entraban cinco. Yo tenía zapatos y palos prestados y me habían pagado la inscripción. Me acuerdo que eran 200 pesos, que en aquel momento era un montón de plata. Fui a jugar y clasifiqué para el certamen en Olivos. De la ansiedad que tenía el día del torneo, a las seis de la mañana ya estaba en el club y pegaba a las diez. Nunca en mi vida había jugado en una cancha tan preparada como esa. Estaba fascinado. Ricardo Ferrin, un profesional de Acantilados Golf Club, me vio y me dijo que le daba gusto verme ahí y me regaló un guante nuevo. Fue una experiencia muy linda, me llevé buenos recuerdos. Era mi primer torneo como profesional, tenía 17 años y jugué con todo prestado. Luego, en 2008 gané la Escuela de la PGA, la clasificatoria que me habilitó para jugar todos los torneos de aquel año. Jugué el Abierto del Litoral, el Abierto del Norte y los patagónicos.

-¿Qué opina del estigma que pesa sobre el golf por considerárselo un deporte de ricos?
-Creo que es un deporte de elite, de clase, pero ahora se volvió muy popular. Todo el mundo lo puede jugar, por ejemplo, cualquier comerciante. Hoy se hizo más accesible, hay más variedad de palos, muchas más canchas e inclusive se puede sacar el hándicap sin ser socio de un club.
-¿El aspecto económico es una barrera para ingresar a este deporte?
-Depende mucho del profesor. En mi caso, con alumnos que nunca jugaron, les hago un descuento en la primera clase y les proveo los materiales. Hay que brindar un buen servicio para que una persona que nunca jugó al golf se vaya con algo y le den ganas de volver. Generalmente la clase se basa mucho por el tiempo, pero yo no me guío tanto por eso porque depende del alumno, del físico. Quiero que se lleven algo. Mi consejo es jugar con lo que cada uno tiene. No hay un único modelo de swing, cada uno tiene el suyo. Entonces uno tiene que jugar con sus habilidades y sus limitaciones.

-Para los interesados en el turismo y el golf, ¿cuáles campos recomendarías en la Argentina como impostergables?
-El Valle de Tandil me parece una excelente cancha. Es fácil llegar, hay alojamiento cerca del club, es económico y la gastronomía es muy buena. Estuve hace poco y fue muy divertido. Para mí todos los campos son interesantes. Soy un amante del golf.

-¿Cuáles son sus dos campos de golf preferidos a los que asiste habitualmente?
-Me encanta La Orquídea, es un campo desafiante que en todo momento te invita a jugar bien. Golfers porque es como mi casa y es una cancha de primer nivel. La contra es que está un poco alejada. Estancias Golf Club es un muy buen campo, al igual que Pilará.
-¿Long drive o approach?
-Mi fuerte es el long drive, pero mi lucha constante es con el approach. Al jugador que pega largo, le cuesta mucho regular la velocidad en el tiro corto. Esa sutileza es clave para cerrar un campeonato y poder ganarlo. Obviamente también hay que embocarla, el putter es lo primero que uno tiene que dominar.

-¿Los golfistas aficionados están más preocupados por ganar distancia que por perfeccionar el putt?
-Muchos buscan eso porque la satisfacción más grande es ver volar la pelota. Pero siempre recalco que el swing se construye de menor a mayor. Todo lleva un proceso y un tiempo. Para el swing arrancas con el putt, donde hay alineación de pie, rodillas, hombros, caderas y vista. Luego, el movimiento se va prolongando: se hace un chip o un approach, se sigue con el pitching, medio swing y full swing hasta que llegas al driver.
-¿Si tuviera que salir solo con tres palos cuáles serían?
-Elegiría el hierro 5, un hierro 8 y el putter. Con el hierro 5, si le cerras la cara del palo pegas como un hierro 3 y ganas unas 20 o 30 yardas mientras que, si abrís la cara del palo, pegas 10 o 15 yardas menos. Entonces suplantas al hierro 6 y 7. Luego, el hierro 8 lo podría usar como hierro 9 o un pitch. Y con el putter te las rebuscas.

-¿Alguna vez estuvo cerca de un hoyo en uno?
-Mi primer amor fue con el hoyo 5 de Golfers, ahí hice mi primer hoyo en uno. Es un par 3 de 157 yardas, un green que no es muy grande y tiene dos búnkeres adelante. Es un lindo hoyo, desafiante. Fue en mis comienzos, tenía 16 años, y me acuerdo todo. Pegué una Callaway roja con un hierro 9. En el aire se veía que la pelota iba bien, la bandera estaba corta, la pelota pico dos metros antes, rodó y, de golpe, desapareció. Me salió carísimo. Era un martes en el que jugaban solo los caddies y ese día estaban todos con hambre (risas).
-¿Hizo otro hoyo en uno?
-Logré dos más. Hay gente que juega toda su vida y nunca hizo hoyo en uno mientras que otros a los tres meses de empezar pegan un golpe de gracia y lo consiguen. El golf tiene esos condimentos. En el hoyo 16 de La Colina, mi pelota pegó en la bandera y entró. El otro fue también en Golfers, en el hoyo 8, aunque no es oficial porque en ese momento estaban haciendo el green nuevo y entonces pusieron uno provisorio 50 yardas antes. Pegué con el drive y la empezamos a buscar hasta que nos cansamos. De repente, uno de mis alumnos sugirió buscarla en el green y resulta que estaba dentro del hoyo.

-¿Quiénes son los miembros más habituales en su línea?
-Mis dos alumnos incondicionales, con los que vamos para todos lados a jugar juntos, son Sebastián Bilobrowka y Luciano Colombo Mosetti. Tengo amigos por todos lados. En todas las provincias, cuando voy me quedo en sus casas.
-¿Hay otros golfistas en su familia?
-Ninguno, a mí lo que me faltó fue la comprensión del golf por parte de mi familia. Yo viajaba, jugaba y cuando me sentaba en la mesa con mis padres y mis hermanos, les hablaba de golf y para ellos era como hablarles en otro idioma. Entonces, como trabajo mucho con chicos de cinco años a trece años, constantemente estoy pendiente de respaldarlos, preguntarles cómo se sienten cuando juegan el golpe, si están nerviosos y busco la forma de motivarlos. Tengo 37 alumnos en la escuela, siempre busco la mejor forma para que disfruten de este juego maravilloso, es el deporte perfecto.
-¿Cuál es su palo preferido?
-El putter. Tengo uno que es una reliquia, debe tener 38 años. A veces juego con otros, pero cuando estoy en crisis recurro a ese. Me saca todos los males y vuelve la confianza.

-¿Qué es el golf para usted?
-Es mi vida, no me imagino haciendo otra cosa. El golf me dio muy lindas satisfacciones y me las sigue dando. De chico jugaba al golf en la canchita de fútbol, en las esquinas había hecho un hoyo y pegaba con un palo que me regaló mi papá y al que le pusimos una varilla de construcción. Mientras los otros chicos jugaban al fútbol, desde el costado yo tiraba con la pelota de golf. Siempre me gustó relacionarme con gente más grande. De hecho, a una cuadra de casa había un bar y yo iba a jugar a las bochas con los amigos de mi papá.
-¿Cómo conformaría su foursome ideal junto a profesionales argentinos?
-Andrés “Pigu” Romero, sin dudas. Siempre me gustó mucho Eduardo “Gato” Romero, verlo era un sueño porque hablaba con el público y hacía chistes. Era una cosa increíble. Preguntaba “¿Por qué tenés esa cara si el que hizo bogey fui yo?”. Lo completaría con José Cóceres, una excelente persona.

-¿Tiene una anécdota divertida relacionada con el golf que quiera compartir?
-Recuerdo que a un torneo en Rosario fui con la plata justa. Cuando vas a jugar y no estás ranqueado tenés que competir en una preclasificación. Clasifiqué y me fue muy bien el jueves, el viernes regular y conseguí avanzar. El drama estuvo después, porque no tenía más plata. No estaba en mis planes clasificar, mi idea era ir a sumar experiencia. En mi misma situación había dos jugadores más. Julián Saltalegio, de San Nicolás, era uno de ellos y todavía hoy tengo relación. Él y Guillermo Savino me prestaron algo de dinero que quedé en devolvérselo el próximo torneo. En aquel certamen me fue muy bien y fue positivo porque en aquella época se hacía una diferencia económica. Hoy se gasta más de lo que se gana. Actualmente, participar de un torneo implica el gasto de combustible para el auto, la inscripción, comida y un extra si llevas un caddie. Aunque el hotel sea económico, esa semana puede significar un costo de alrededor de 70 mil pesos. Tenés que jugar muy bien para obtener un beneficio. Todos los golfistas están en la misma situación.
7 respuestas a “Alejandro Herrera: “Mi primer torneo profesional lo jugué con zapatos y palos prestados y me habían pagado la inscripción””
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Alejandro (Chucky) excelente nota con la simplicidad que te caracteriza. Un ejemo a seguir si ninguna duda. Adelante y ecitos. Tu esfuerzo lo merece
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Alejandro, Chucky,el mejor profesional, pero lejos, la mejor persona.
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Genio mí “profe”. Chucky hace jugar a cualquiera. Felicitaciones!!!!!
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Chuki muy buen amigo y exelente persona gran profecional fui caddie de golfer igual q el abraso hermano
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Un profesional en todo!!! Gracias Chuki, el Profe de Golfers
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Gran profe. Gran persona. Gran amigo
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Excelente profesor! Siempre con paciencia y buena energía.
muy buena persona ♥️

7 Comments
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Alejandro (Chucky) excelente nota con la simplicidad que te caracteriza. Un ejemo a seguir si ninguna duda. Adelante y ecitos. Tu esfuerzo lo merece
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Alejandro, Chucky,el mejor profesional, pero lejos, la mejor persona.
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Genio mí “profe”. Chucky hace jugar a cualquiera. Felicitaciones!!!!!
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Chuki muy buen amigo y exelente persona gran profecional fui caddie de golfer igual q el abraso hermano
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Un profesional en todo!!! Gracias Chuki, el Profe de Golfers
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Gran profe. Gran persona. Gran amigo
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Excelente profesor! Siempre con paciencia y buena energía.
muy buena persona ♥️
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